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Artificio y huevo – Por Francisco Pomares

   

El Gobierno de Canarias parece completamente decidido a poner sobre la mesa la reforma del Estatuto de Autonomía. El presidente Rivero se ha comprometido a entregar un texto nuevo antes de final de este año, basado en el último acuerdo suscrito por los tres grandes partidos sobre la reforma estatutaria, que decayó hace dos legislaturas tras entrar en el Congreso fuera de plazo para su debate.

El Gobierno de Canarias sabe que Madrid no está en absoluto por la labor, que no hay ninguna posibilidad de que prospere una nueva reforma estatutaria mientras que el PP cuente con mayoría absoluta en el Congreso y la rebeldía catalana siga creciendo. Por si Rivero tenía alguna duda, el PP canario y el Gobierno Rajoy ya han aclarado que no están por la reforma, pero aquí siguen erre que erre, en lo que sin duda no es más que una operación dirigida a señalar al PP como responsable del bloqueo de nuestras supuestas aspiraciones competenciales en aguas interiores, puertos y aeropuertos.
Personalmente, no me parece descabellado que desde el PSOE y Coalición se intente fijar la atención del personal sobre la contradicción que supone que el PP se oponga ahora, desde el Gobierno, a una reforma que apoyó en Canarias. Eso es política. Política inútil, como el 90%, pero política al fin y al cabo. Lo que parece bastante impresentable es que, mientras nos entretienen con estos fuegos de artificio, Canarias, sus administraciones, empresas y entidades sociales sigan con la boca cosida sin decir ni pío sobre el REF, cuya voladura controlada se prepara desde Hacienda, mientras que las autoridades y fuerzas vivas de esta región andan en Belén con los pastores.

Canarias dispone de fueros especiales desde que le fueron otorgados por los reyes españoles tras la conquista y colonización de las Islas. Se han mantenido contra viento y marea, con dos paréntesis -la recentralización borbónica y la autarquía de los primeros años del franquismo- y no parece razonable que vayamos a consentir que el REF y la fiscalidad diferencial que define a Canarias se diluya en un IVA de tipo reducido para las Islas, como -al parecer- se planea en los alrededores del despacho del ministro Montoro.

Menos pólvora de rey estatutaria y más pelear a sangre y fuego por nuestros diferenciales fiscales podría ser una buena consigna para un Gobierno cuyo presidente gusta de usar metáforas guerreras para describir su pulso y estados de ánimo. En materia de REF Canarias no puede perder ni fuero ni huevo. Y si es verdad lo que llega de Madrid, del huevo estamos a punto de quedarnos sólo con la cáscara.