X
la punta del viento >

El bebé-basura – Por Agustín M. González

   

Leí con horror la información de sucesos de mi compañero Tinerfe Fumero: una mujer arroja a la basura a su bebé recién nacido, cuyo cadáver aparece en el vertedero de Arico. Con el paso de los días se va completando la noticia. La madre -por llamarla de alguna manera- es del Norte de Tenerife. Al día siguiente se concreta que era de La Orotava, de la zona de medianías; de algo más de cuarenta años. Sigue el culebrón del caso y con cada dato nuevo aumenta el espanto: la mujer parió en el cuarto de lavar de la azotea del edificio donde trabaja como cuidadora de una anciana, en pleno centro de La Orotava. La cercanía de la tragedia te encoge aún más el corazón.

No es el caso de una adolescente que intenta ocultar su embarazo. Es una mujer adulta y madre soltera. Casualmente, una residente en la parte alta de La Orotava me comenta con una naturalidad aterradora que no es la primera vez que se oye de casos parecidos en la zona. Se sabe, se rumorea, de otras mujeres de por allí que alguna vez han tirado un hijo recién nacido a la basura, o lo han enterrado en el estiércol de la gañanía de la finca, como sucedió hace más de treinta años en otro barrio de las medianías orotavenses. La Guardia Civil encontró los restos del bebé bajo la montaña de mierda de vaca, pero en aquellos tiempos no existían aún pruebas de ADN y demás avances tecnológicos y científicos que permitieran investigar quién era la madre asesina.

Entonces, hace casi cuarenta años, eran tiempos muy difíciles para las zonas rurales de la Isla que, como en el caso de los altos de La Orotava, apenas tenían agua corriente, luz eléctrica y demás servicios. Era el tercer mundo, con un elevadísimo nivel de pobreza y de analfabetismo. Para muchas de aquellas familias marginales, un nuevo hijo que sumar a los diez o doce ya criados suponía una carga insoportable. Y así, en más de una ocasión, el sentido práctico de la vida se imponía a la propia condición humana. Por fortuna, las cosas han cambiado mucho, en los altos de La Orotava y en nuestra sociedad en general. Por eso produce espanto pensar que hoy en día, en pleno siglo XXI, haya mujeres capaces de tirar a la basura a su hijo recién nacido como si fuera un simple tampax usado…