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Embellecer la vida – Por Víctor Corcoba Herrero

Es hora de embellecer la vida con existencias más humanas. Diríamos que es la gran asignatura pendiente. Pienso que tenemos que buscar la manera de actuar coherentemente. Sabemos que el odio es un mal terrible y, por desgracia, lo cultivamos hasta para competir. Los mismos programas educativos propician el éxito individual en lugar de la solidaridad. Igual sucede con una cultura arraigada al malestar y a la incertidumbre. Multitud de posiciones son absurdas. Por ejemplo, que un mal se bombardee con otro mal. Todos estos desajustes, dividen y además provocan miedo. Por innato principio, estamos obligados a hacer el bien; no hacerlo ya es por sí mismo, un mal muy grande. Es cierto que vivimos tiempos que generan una gran confusión, en parte porque la educación impartida mueve la maldad como defensa y hasta la justifica a veces, en lugar de instruirnos en la convivencia, en el valor moral y en el juicio recto, para poder sacar lo mejor de nosotros ante el aluvión de contratiempos, unas veces inventados por nuestra propia necedad y otros injertados al camino porque sí. Todo tiene su punto positivo y también su contrariedad, depende de lo que el ser humano practique. Aún no hemos descubierto la vía de la coherencia y del consenso, del entendimiento y la persuasión. No se trata de hostigarnos unos a otros sin más, sino de resolver los problemas bajo la receta del diálogo. Está visto que el mundo tiene necesidad de maestros de vida, capaces de trasladar otros abecedarios más próximos con el prójimo, que nos hagan reflexionar sobre lo esencial y lo accesorio, puesto que todo está como muy adulterado, lo que genera una gran confusión. En cualquier caso, responder con el ruido de las armas para frenar los conflictos, lo que hace es encender la indignación y aumentar el horror. Como advirtió Cicerón en su época, yo también preferiría la paz más injusta a la más justa de las guerras. No tiene justificación una contienda entre hermanos.