X
el dardo > Leopoldo Fernández

Husos horarios – Por Leopoldo Fernández

   

De nuevo vuelve a plantearse la posibilidad de que todo el territorio nacional español se adapte al huso horario británico, portugués y canario, acomodándose así al del Meridiano de Greenwich, es decir, una hora menos, con el fin -se afirma en instancias oficiales- de mejorar la conciliación de la vida laboral, familiar y personal. Se trata de un viejo objetivo que por diferentes causas nunca cuajó, no sé si por las malas costumbres que arrastramos desde hace generaciones o porque no están claros los beneficios económicos, sociales y familiares que podrían derivarse de un cambio de esta naturaleza. Sin embargo, los nuevos tiempos tecnológicos permiten una mejor organización y flexibilización del horario de trabajo, incluyendo en ciertos casos el desempeño de éste en el domicilio. Pero del cambio que se propone derivarían a su vez numerosas facetas condicionantes para la prestación de los servicios públicos, la jornada laboral, los contratos de diversa índole, el horario de espectáculos y televisiones, etc; en definitiva, la organización del sistema socioeconómico en su conjunto, lo que haría imprescindible la implicación de toda la sociedad, para poder lograr los objetivos propuestos. Varias Directivas dictadas por la Unión Europea y cuatro o cinco disposiciones gubernamentales españolas, incluso un real decreto de ayer mismo, tratan de facilitar la tan ansiada conciliación familiar y laboral que no siempre resulta fácil, sobre todo en tiempos de crisis y penurias económicas. Las costumbres, el clima, la situación geográfica, las mismas leyes condicionan los horarios de un país, aunque ha quedado suficientemente demostrado que el trabajo continuado y su racionalización propician un aumento de la productividad y un sensible descenso del absentismo, la conflictividad y el estrés de los trabajadores, además de propiciar un ahorro energético al acomodar la jornada laboral al horario solar. En un país eminentemente turístico y de servicios como es España, donde la anarquía horaria resulta evidente por su generalización, puede ser difícil conjugar los intereses de todos, incluidos los de quienes nos visitan y vienen a divertirse y gozar de las bondades del clima y el ocio nocturno; pero todo es cuestión de intentarlo. De prosperar ahora los trabajos del Congreso de los Diputados, las Islas perderían una publicidad impagable con el ya habitual “una hora menos en Canarias” que un día impuso Adolfo Suárez en RNE -tras comentar el tema con un grupo de periodistas entre los que tuve el placer de encontrarme-, y que luego aceptaron las demás emisoras de radio peninsulares y baleares. Nunca se lo agradeceremos bastante al duque de Suárez.