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Las mentiras de Mararía – Por Pedro Fernández Arcila

   

Bermúdez y su equipo llevan un año engañando a las trabajadoras de la cooperativa Mararía, la empresa contratada por el Ayuntamiento de Santa Cruz para realizar el servicio público de ayuda a domicilio y que en el pasado verano renunció a continuar con el contrato debido a que la deuda con la Seguridad Social y Hacienda era superior a los tres millones.

El cierre de la empresa puso a 200 trabajadoras en la calle pero el grupo de gobierno municipal las tranquilizó garantizándoles que se reincorporarían a sus puestos de trabajo. El alcalde obtuvo con este compromiso un minuto de gloria en los medios de comunicación pero fue, sin duda alguna, el acto más irresponsable que haya cometido en sus dos años de mandato porque sabía, o debía saberlo, que lo que les prometía no podía cumplirlo al corresponderle esta decisión a la nueva empresa prestataria del servicio. Esa actuación fue de una enorme mezquindad porque ofreció falsas esperanzas con la sola finalidad de quitarse un problema de encima que afectaba a 200 familias, sabiendo, además, que quienes padecen la incertidumbre y la angustia que genera la pérdida de un puesto de trabajo son proclives a estas trampas de los profesionales de la política.

Durante un año, el gobierno de Bermúdez ha estado estirando la mentira, prorrogando las falsas promesas hasta que, en la pasada Comisión de Control, estalló la verdad. Las trabajadoras allí presentes sintieron el engaño, agudizado por el desgarrador testimonio de una de sus compañeras, cuando el grupo de gobierno dejó claro que no iba a garantizar los puestos de trabajo de todas, algo que confirmó explícitamente Bermúdez al día siguiente. Como si fuera un chiste del peor gusto, encima, les propone que, para resolver su situación, retirasen las demandas judiciales que tienen contra el Ayuntamiento. Todo esto ha supuesto que ellas dejen de creer en el alcalde y ya todo el mundo sabe que ha engañado a las trabajadoras de Mararía como sólo se le ocurre a personas de baja estofa.

Como dice un proverbio africano: “La mentira puede correr un año pero la verdad la alcanza en un día”.