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Parques Nacionales y Cia – Por Isidoro Sánchez

Tenía entendido que la gea surgió antes que la vida, que los seres vivos. Es decir el territorio ante que las plantas y los animales. Pero visto y leído el mensaje mediático del anteproyecto de Ley de Parques Nacionales, me da la impresión que es al revés. Primero están las personas, en este caso la clase política, y luego el territorio, el medio natural.

En las últimas décadas se han empeñado en modificar casi sistemáticamente la norma jurídica que afecta a la naturaleza, en particular a los montes. Ahora parece que sucede lo mismo con los Espacios Naturales Protegidos como Parques Nacionales. Lo mismo el PSOE que el PP, tanto monta. ¡Qué diría el asturiano marqués de Villaviciosa¡ Pronto, en 2016, se cumplirá el centenario de la propuesta que formuló al Senado para que se creara por Ley la figura de los Parques Nacionales (PN). Así se pudo aprobar la declaración de Covadonga en los Picos de Europa y de Ordesa en el Pirineo aragonés. Desgraciadamente el volcán Teide no salió reconocido pese al esfuerzo político del Ayuntamiento de La Orotava, a propuesta del concejal don Juan Acosta, y al informe técnico del ingeniero forestal don Arturo Ballester. Y eso que en 1906 el rey Alfonso XIII estuvo en la Villa del Teide, La Orotava. Tuvo que esperar a 1954, como Taburiente.

En este año tan singular de 2013, en el que se oyen tambores de guerra en la lejanía, volvemos a conocer algunos amagos bélicos entre el estado español y las comunidades autónomas en materia de competencias sobre la gestión de la Naturaleza Protegida. Menos mal que en Canarias nos gusta la paz y lo que hacemos es cumplir con nuestras obligaciones, constitucionales y autonómicas, sobre todo a partir de 1981 cuando la reclasificación del Teide, la Caldera y Timanfaya como PN, y la creación de Garajonay. Y no digamos a partir de 1996, cuando en el Estatuto de Autonomía de Canarias modificado, se incluyó que los poderes públicos canarios asumieran, en el marco de sus competencias, la defensa y protección de la naturaleza y el medio ambiente, como principio rector de su política.

Lo cierto es que pese a los déficit presupuestarios autonómicos en materia de prevención de incendios forestales en los PN, el único problema que tenemos es el intento del estado en controlar desde Madrid la gestión de los recursos naturales y culturales de los PN de Canarias y el uso público por parte de los millones de visitantes que se interesan por visitarlos cada año. Como bien lo recordara recientemente el compañero forestal Eduardo Crespo, el intento de corrección por parte de la clase política estatal se muestra autoritario y mercantilista, olvidándose que los PN no son espacios cualesquiera. Son la joya de la corona natural de la península y de Canarias, añado.