X
REFLEXIÓN >

Septiembre, la muerte, la calle… – Por Juan Pedro Rivero*

   

Algo más que una imagen recorrerá nuestras calles en este mes de septiembre. En nuestra geografía insular son varias las poblaciones que cuentan con un Calvario, o una iglesia cercana al templo parroquial, en la que se conserva la imagen de Cristo crucificado. El Calvario de la Orotava, el de Icod, el de Adeje, el de Güímar… De entre ellos, y compitiendo en piedad y devoción insular con el de Tacoronte, nuestro moreno y hermoso Cristo de La Laguna. No nos sorprenderá en este mes de septiembre, en todos esos lugares, y en otros muchos rincones, que la imagen de Cristo crucificado sea paseada por nuestras calles.

Si eres creyente y cristiano, recordarás el momento culminante de nuestra fe; aquél en el que Jesús nos redimió del pecado y de la muerte, obediente, y condenado por la injusticia del egoísmo humano. Si no eres creyente, verás una obra de arte que representa a un hombre muerto, como consecuencia de una cruel muerte.

La muerte paseando por nuestras calles en este mes de septiembre.

Vivimos la extrañeza social de la muerte. Evitamos hablar de ella, porque parece de mal gusto. Libramos a los niños de su presencia en los tanatorios por evitarle supuestos traumas futuros. Parece que la muerte sólo ocurre en las películas o en los juegos virtuales. Y lo cierto es que, aunque nos parezca de mal gusto, aunque nos asuste y desagrade, todos vamos a tener que enfrentar la muerte más tarde o más temprano.

No sería inoportuno que, antes de que nos ocurra, tengamos la ocasión de preguntarnos por su sentido, por su verdad, por su presente y su posterior realidad. Vendría bien aprovechar la tradición de septiembre, que coloca en nuestras calles, colgado en una cruz, a un hombre muerto, para tomar conciencia de la verdad de la vida. La “Vida”, sí, la “Vida”, paseando por nuestras calles en este mes de septiembre.

*RECTOR DEL SEMINARIO DIOCESANO

@juanpedrorivero