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1+2+3=35,12% – Por José Miguel González Hernández

Algo falla en la ecuación. Analizaremos sus componentes:

1) EPA: los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística referidos a la Encuesta sobre la Población Activa, los del pasado jueves, indican que no podemos extraer las mismas conclusiones provenientes de la evolución de las cifras de los cotizantes medios a la Seguridad Social frente a la de las personas ocupadas y mucho menos la del paro registrado con la del paro EPA. Según los datos procedentes del Ministerio de Trabajo, entre los meses de julio y septiembre (3 T), las personas que, media, estaban dadas de alta como cotizantes a la Seguridad Social en Canarias dan un resultado neto de +11.031 personas, mientras que, a escala nacional, el mismo dato se colocaba en -88.421 personas. Por otro lado, la EPA para esos tres meses indica que en Canarias hay 4.100 empleos menos, mientras que en el total del país hay 39.500 personas ocupadas más. Y, mientras que el paro registrado acumulado para el mismo periodo de tiempo en Canarias arroja una cifra de -8.982 personas, en España el dato es de -39.325. ¿Ustedes entienden algo? Bueno.

No se apure. Puede haber una explicación. En primer lugar, el paro registrado es un censo. Un censo voluntario a cambio de determinados derechos y obligaciones. Por ello la gente libremente decide o no estar inscrita. Además, es indudable, se ha producido una fuga de capital humano fuera de nuestras fronteras por lo que lo que disminuye el paro registrado no es por causa de un puesto de trabajo aparecido. Respecto a la Seguridad Social, son datos de media, no a último día de cada mes, pudiendo haber desaparecido. Además, la EPA comprende a las personas mayores de 16 que buscan activamente empleo en las cuatro semanas anteriores a la entrevista y que están disponibles para trabajar en el plazo de las dos semanas siguientes. ¿Conclusión? La temporalidad contractual se ha cepillado las altas.

2) PIB: la economía española salió en el tercer trimestre del año de la recesión técnica, tras crecer el 0,1% entre julio y septiembre, según las estimaciones del Banco de España, aunque señala que en tasa interanual el PIB retrocedió el 1,2% en el mismo periodo del ejercicio anterior. Esto da un cierto alivio, pero no elimina ni debe eliminar totalmente la preocupación existente, y aún menos, la ocupación en la resolución de los problemas, debido a que la demanda interna sigue en mínimo, por el bajo nivel de renta, debido a que las perspectivas del mercado laboral no muestran una recuperación cuantitativamente importante a corto plazo, junto al elevado endeudamiento y la aminoración de las ganancias salariales. Por otro lado, el dato positivo se explica, principalmente, por la demanda exterior neta, que habría elevado su aportación al producto, con una contribución de 0,4 puntos porcentuales, teniendo en cuenta que el sector exterior español representa un valor superior al 30%.

3) Recesión versus crisis: una recesión sería una reducción del Producto Interior Bruto (PIB). Es decir, la producción, la renta, la riqueza nacional, cae y perdemos poder adquisitivo. Técnicamente se considera que estamos en recesión cuando el PIB decrece tras dos trimestres de caídas consecutivas. Por otro lado, crisis es una situación en la que existen cambios que afectan negativamente a las variables económicas, tanto para el presente como para el futuro, siendo complicado estabilizar la situación al estar en un proceso donde la recuperación es lenta y difícil.

Conclusiones: el empleo es consecuencia del crecimiento económico. Cuando éste es débil, o incluso negativo, no sólo ocasiona pocas oportunidades de nuevos puestos de trabajo, sino que origina destrucción de empleo. Salir técnicamente de una recesión no es salir de la crisis. Unos presupuestos raquíticos generan problemas, no soluciones.

José Miguel González Hernández es ECONOMISTA