AGUSTÍN LORENZO | Santa Cruz de Tenerife
La categoría Preferente en La Palma no marcha todo lo bien que se esperaba cuando surge la idea de su creación. Para todos los implicados, clubes, técnicos, jugadores y colectivo arbitral, va camino de convertirse en un problema, más que en la solución que se pretendía, como ahorro económico, premisa inicial para su creación.
Este pasado fin de semana, y cuando se llevan solo seis jornadas, el negativo protagonismo se trasladó a los municipios de Fuencaliente y Puntagorda, en forma de suspensión de partidos, en ambos casos, por las reiteradas protestas de los futbolistas de los conjuntos locales, y en la Villa de Mazo, con la dimisión del entrenador de la Unión Deportiva Tijarafe.
Se habla de improvisación, de no tener la base necesaria para subir a la isla una competición tan exigente como la Preferente. Y los argumentos están ahí, colegiados muy jóvenes que se ven presionados en los partidos por jugadores veteranos, liga dividida en dos grupos, clubes no preparados para la categoría, aficiones que no viven el fútbol, y sí las rivalidades vecinales e insulares.
Buscar culpables no es la solución, y se debería aunar esfuerzos, entre todos, para darle continuidad a este invento que ya está en marcha.
Se habla de los árbitros pero, ¿acaso son ellos los que han montado la liga? Igualmente se dice, que son muy jóvenes y faltos de experiencia, ¿pero qué se hace entonces, si no hay colegiados suficientes para cubrir las jornadas?
Escaso interés
A los primeros clasificados, son los únicos que les interesa esta liga. Son los equipos que mayor presupuesto, organización y experiencia los que tienen interés por el Grupo Segundo. Y salvo los casos de Norte y TazaPalma, que deberían militar en primera categoría, solo el Atlético Paso, Los Llanos, Fuencaliente y Tijarafe, tienen el derecho deportivo para militar en Preferente.
Equipos que se plantean su retirada, otros que no aseguran finalizarla, y mientras tanto, el común sentimiento en la Isla Bonita es de un paso atrás, gravísimo, para el balompié insular. El provenir del fútbol palmero queda en entredicho.