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Vino y castañas para celebrar San Andrés

   

Las tablas de San Andrés en Icod de Los Vinos. | MOISÉS PÉREZ Las tablas de San Andrés en Icod de Los Vinos. | MOISÉS PÉREZ Las tablas de San Andrés en Icod de Los Vinos. | MOISÉS PÉREZ Las tablas de San Andrés en Icod de Los Vinos. | MOISÉS PÉREZ Las tablas de San Andrés en Icod de Los Vinos. | MOISÉS PÉREZ Las tablas de San Andrés en Icod de Los Vinos. | MOISÉS PÉREZ Las tablas de San Andrés en Icod de Los Vinos. | MOISÉS PÉREZ Las tablas de San Andrés en Icod de Los Vinos. | MOISÉS PÉREZ Las tradicionales castañas. | M.P. Las tablas de San Andrés en Icod de Los Vinos. | MOISÉS PÉREZ
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Las tablas de San Andrés en Icod de Los Vinos. | MOISÉS PÉREZ

Fotos | MOISÉS PÉREZ

DIARIO DE AVISOS | Santa Cruz de Tenerife

Ruido, castañas y vino. Así podría resumirse la tan esperada noche de San Andrés, en la que tradicionalmente se abren las bodegas para probar el vino nuevo. La zona norte de Tenerife vivió ayer otra noche más de tradiciones en la que el arrastre de las tablas de Icod de los Vinos logró convocar a casi 10.000 personas. También Puerto de la Cruz, La Orotava, La Guancha, San Juan de la Rambla o Los Realejos acogieron su especial celebración. Sobre tablas de tea, convenientemente engrasadas, los jóvenes de Icod se lanzaron calle abajo en busca de los neumáticos que frenaron sus deslizamientos. Pero no solo de tablas se nutre la fiesta de San Andrés en Icod, donde también se celebra la tradición de los hachitos, una especie de antorchas impregnadas en petróleo que forman dibujos de estrellas, corazones o cruces.

Mientras, en Puerto de la Cruz, se celebró la fiesta del cacharro, que como cada año se desarrolló en la plaza del Charco, provocando un gran interés en los turistas que no entienden muy bien que los jóvenes (los verdaderos protagonistas) arrastran cacharros y enseres viejos. En los alrededores del muelle se celebró la tradicional castañada acompañada de las sardinas saladas y el vino nuevo.

Esta tradición de correr el cacharro y las tablas en San Andrés rememora el ruido de los antiguos toneles que los bodegueros arrastraban para fregarlos después del trasiego de vinos.