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34.500 viviendas nuevas sin vender

   

OBRAS EDIFICIOS

Grupo de viviendas en proceso de construcción,
en una imagen de archivo, en Canarias. / DA

ROMÁN DELGADO | Santa Cruz de Tenerife

Las cifras oficiales para Canarias y otras regiones de España espantan a cualquiera; asustan sobremanera y dan la verdadera magnitud de las consecuencias del estallido de la burbuja inmobiliaria allá por 2008. Y es que no puede ser de otra manera con los registros sobre vivienda nueva no vendida que aportan el Ministerio de Fomento y los Servicios de Estudios de CatalunyaCaixa. Las Islas, junto a otras comunidades autónomas del Levante español, en especial la Valenciana y Murcia, y del centro de la Península, La Rioja y Castilla-La Mancha, más Cantabria, se llevan la palma.

En el Archipiélago, según los registros oficiales más recientes, del mes de junio de 2012, el parque de vivienda nueva que no se ha podido vender suma nada más nada menos que 34.500 pisos y casas. Esta variable, que representa el 3,18% de todas las viviendas que hay registradas en la Comunidad Autónoma de Canarias, coloca a las Islas en el puesto número seis de la clasificación de regiones españolas con mayor porcentaje de viviendas nuevas sin enajenar respecto al parque total existente en ese territorio. Canarias está por de-trás de Cantabria (5ª), Castilla-La Mancha (4ª), La Rioja (3ª), Murcia (2ª) y Comunidad Valenciana (1ª), que tiene el triste honor de ser la reina del desastre urbanístico español, con gran aportación de la provincia de Castellón.

Las 34.500 viviendas nuevas que el disparate constructor-inmobiliario-financiero (hay que meter a la banca en este embrollo) ha dejado sin comprador en las Islas darían para alojar de forma holgada a las mismas familias (34.500) y para dotar de primera vivienda a unas 170.000 personas, algo menos de las que hoy habitan en el municipio de Santa Cruz de Tenerife, la capital de la provincia occidental.

El estadillo de la burbuja inmobiliaria y la crisis, que tanto monta tanto…, han dejado un paisaje desolador en muchos espacios urbanos y en otros medios de mayor componente rural, donde hoy se levantan polígonos y edificaciones inacabados o bien se combina esa imagen nefasta con recintos de viviendas nuevas ya terminadas que no hallan quien las quiera, quien las compre. Si se hiciera un cálculo somero de qué valor de mercado tiene ese patrimonio inmovilizado en las Islas, hoy sometido a las inclemencias del tiempo, al bandidaje y al paso de los meses y años, la cifra puede asustar, que seguro que está por encima de los 5.000 millones de euros, una cantidad que se aproxima al presupuesto anual de la Comunidad Autónoma de Canarias, el de estos años de recesión, y que es dinero que se pudre ante la impotencia de sus propietarios, ahora más las entidades financieras que los mismos promotores. Hay unos 5.000 millones de euros en Canarias que por ahora sólo esperan a que les hinque el diente los agentes meteorológicos.

Por si fuera poco con la vivienda nueva que hay sin vender en el Archipiélago, la provincia de Santa Cruz de Tenerife, según las estadísticas reseñadas, es una de las pocas de España que tiene el demérito, tal y como están las cosas, de aumentar el porcentaje de la vivienda nueva respecto a su parque total de residencias, pues de junio de 2011 al mismo mes del año pasado, en vez de rebajar ese valor relativo, lo incrementó del 4,35% al 4,44%.

Atendiendo a las aportaciones de los mismos estudios, en España puede existir a junio de 2012 una cifra de viviendas sin vender (nuevas y de segunda mano) por encima de los 1,3 millones, cifra que resulta de sumar a las 600.000 viviendas nuevas sin propietario familiar que hay en el país el registro de residencias de segunda mano que no hallan nuevos titulares, con una horquilla, que aquí no hay dato preciso, de 700.000 a 800.000. La suma de estos datos da aquel valor, el de 1,3 millones a 1,4.

Dentro del segmento de las viviendas nuevas sin vender, con 600.000 en toda España y 34.500 en las Islas, hay paisajes repelentes de todo tipo: algunas casi ciudades fantasma; promociones sin terminar, unas a medias y otras prácticamente enteras, y edificios y edificios con carteles de “se vende” o “se alquila” sin opciones de recibir a nuevos propietarios o a los primeros inquilinos.

Se veía venir y no hubo…
Este es el panorama que ha dejado el conocido como estallido de la burbuja inmobiliaria en España, con gran impacto en Canarias, donde la misma explosión ha hecho retroceder a la construcción, muy importante en la economía local, en su aportación al producto interior bruto (PIB) de Canarias hasta el 2,6%, con una caída crítica de 1.000 millones, cantidad que en el trienio 2008-2010 ha dejado de existir en el PIB de las Islas.

A la frialdad de estos números hay que añadir la influencia demoledora de esa pérdida en la generación de paro, en el crecimiento continuo del desempleo en las Islas, con un porcentaje de gente sin trabajar de lo que es población activa ya en el umbral del 34%.

En el pozo
En apenas tres años, de 2008 a 2010, según el examen de Contabilidad Regional de España, la construcción en Canarias se ha retraído en nada más y nada menos que 1.032 millones de euros (a precios corrientes), una cifra que, para apreciar bien su impacto en la economía de la comunidad autónoma de Canarias, hay que ponerla al lado, muy cerca, del valor global del producto interior bruto (PIB) regional para 2010, siempre según datos del INE y a precios corrientes.

Ese registro llegó en el año 2010 a 40.344 millones de euros, lo que implica que la caída libre de la construcción en poco más de dos años, sobre todo desde la segunda mitad del año 2008, representa un valor relativo del 2,6% en el PIB de las Islas de 2010, lo que da muestras suficientes del peso de ese sector productivo en la economía canaria y de lo dramático de su derrumbe paulatino en el periodo, en el que el golpe fue de órdago en 2009 con respecto a la cifra de generación de riqueza al cierre de 2008.

El tránsito de un año a otro supuso para el sector una reducción en la aportación al PIB canario del año 2009 de 650 millones de euros, que, de 2008 a 2010, sube hasta los 1.032 millones.

Esta pérdida de recursos económicos se ha producido al tiempo que la crisis económica y financiera desplegaba sus enormes tentáculos en el cierre draconiano de la concesión de préstamos y créditos por parte de entidades financieras a promotores de proyectos inmobiliarios y a familias con intención de proceder a la compra de primeras y segundas viviendas.

El resto ya lo puso la Administración y la secuencia de recortes en los capítulos de gastos en obra pública, que hoy se manifiesta todavía con crudeza. Y de ahí todos los caminos de la crisis confluyen en noticias del Consejo de Ministros que hablan con nitidez de que la caja no está aún para gastar, ni para invertir… Y esto, y lo otro, y muchas más cosas, explican la lluvia fina que ahora cae y que significa crisis, retroceso y hasta miseria para algunos, demasiados hoy en España.

Los que se cruzaron de brazos
En Canarias, la crisis de la construcción ha aportado lo suyo a la lista de desempleados, con la destrucción en el periodo de análisis de casi 57.000 puestos de trabajo, cifra que resulta de restar los activos totales en ese sector en 2008, 194.090 (el 13,5% del empleo en las Islas), a los de 2010, que llegan a 127.149 efectivos. Sin duda, un muy buen tajo.

Como han sostenido algunos analistas, la crisis del ladrillo tenía que llegar y bien que lo hizo en España y en Canarias, quizás con más fuerza en las Islas debido a que la aportación del sector de la construcción en la economía local ha sido mucho mayor que en otras regiones o zonas del país, sobre todo por su alianza con el turismo y por el modelo de crecimiento económico que parecía perfecto y que significaba ir bien cogidos de la mano. El turismo se ha soltado y ha seguido por su cuenta. Y menos mal.

Solares comprados que dan para 50 años
Lo dijo el profesor del Departamento Económico de Esade Gonzalo Bernardos Domínguez en un charla con DIARIO DE AVISOS. Entonces, el economista español sostuvo que, “con los solares ya comprados en el país, hay suelo para construir casas hasta en 50 años”. Parece una exageración, ¿verdad?, pero no lo es, que eso mismo asegura el especialista de la prestigiosa entidad Esade. En España, la burbuja inmobiliaria y la crisis económica han tenido muchos efectos negativos, y uno de ellos es, sin lugar a dudas, que el “sector de la construcción tenga que hibernar por un periodo de 10 años”. De esto ya Canarias puede dar fe, como también ocurre en el resto de España, donde las actividades de la construcción se han ido yendo a pique sin que hasta hoy éstas vean la luz al final del túnel, al menos en lo que respecta a destrucción de riqueza y de empleo.