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Servicios sociales – Por Leopoldo Fernández

Pocas cuestiones reafirman más el carácter solidario de la ciudadanía con los más desfavorecidos que las políticas sociales desempeñadas por las instituciones públicas. Ahora que las corporaciones locales preparan sus presupuestos para el próximo año, resulta reconfortante comprobar la especial sensibilidad del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, que ha elaborado un Plan Estratégico Municipal de Servicios Sociales, primero en su género en Canarias y cuya vigencia alcanza hasta 2018. Se trata de una iniciativa integral con una duración suficientemente dilatada en el tiempo como para permitir la realización de acciones que, por su propia naturaleza, necesitan una planificación ordenada ya que se pretende prolongarla a lo largo de varios años para mejor cumplir los objetivos, que van mucho más allá de las prestaciones económicas básicas y de la mera política asistencial. Mientras dure la actual crisis económica, los colectivos más empobrecidos de la sociedad deben seguir centrando las políticas de bienestar social, que a su vez pasan por las ayudas de emergencia, la concesión de prestaciones diversas y la puesta en marcha de servicios de diversa índole, sobre todo los destinados a mejorar la autonomía personal y propiciar la detección temprana de las personas con problemas. Unas actuaciones de esta naturaleza no tendrían el éxito que merecen si no se coordinaran, para su mejor funcionamiento y a fin de optimizar los recursos disponibles, con organizaciones no gubernamentales y entidades sin ánimo de lucro, así como con los cabildos y el Gobierno de Canarias. Es preciso evitar duplicidades y dispersión de esfuerzos, y que en lo posible sea la administración más cercana al ciudadano la que se encargue de aplicar las políticas sociales en toda su amplitud, desde la que atañe a las personas en riesgo de exclusión social a la atención a los mayores y discapacitados, las ayudas a mujeres abandonadas o en desamparo y a la infancia, las personas sin hogar, los inmigrantes, los drogodependientes, etc. Si además, como se dispone a poner en práctica la corporación santacrucera, aumenta el número de albergues y de pisos tutelados y las plazas disponibles para personas sin hogar, fomenta los centros de día para la atención a mayores y a niños, procura la mejor formación de los desempleados y, en definitiva, diseña un plan integral contra la pobreza y la exclusión social, estaremos ante unas actuaciones encomiables, ejemplares, diligentes, a tono con los tiempos que vivimos. De momento, más de 27.000 conciudadanos reciben ayudas de los servicios sociales municipales. Todo un indicio de lo mal que andan las cosas y del estado de necesidad de muchos vecinos.