Con cuatro mil personas pidiendo este sábado en el Parque de San Telmo de Las Palmas el cambio inmediato de las normas electorales que rigen en Canarias, está claro que la propuesta gubernamental de reforma del Estatuto de AutonomÃa -que incluye una reducción de los topes y la posible creación de una lista regional- no es hoy el ámbito razonable para encuadrar con urgencia el cambio de la normativa electoral. La gente aspira a una reforma electoral que entre en vigor ya en esta legislatura, que sirva para elegir a nuestros diputados en las próximas elecciones. Y no parece que eso pueda ocurrir si se mantiene la decisión de vincular el cambio electoral a la reforma del Estatuto. Es verdad que habrá que modificar el Estatuto, más concretamente su Disposición Transitoria Segunda, si se quiere modificar las circunscripciones, algo que es necesario para crear -por ejemplo- la circunscripción regional.
Pero no es imprescindible modificar el Estatuto para reducir los topes electorales. Eso podrÃa hacerse con la aprobación parlamentaria de una ley que resolviera uno de los problemas que más afectan hoy a la composición de las Cámaras. Con una reducción de los topes regionales al genérico nacional -el 5%- es casi seguro que el próximo Parlamento serÃa una cámara con mayor presencia de fuerzas minoritarias, un parlamento más equilibrado y más acorde a una realidad que hoy -por la aplicación de unos topes abusivos- deja sin representación a 200.000 votos efectivamente manifestados.
Si el Gobierno de Canarias pretende de verdad que resulte creÃble su voluntad de cambiar las normas electorales y abrir el Parlamento a una representación ciudadana más proporcional, más equilibrada y más ajustada al verdadero paisaje polÃtico de Canarias, harÃa bien en plantear un proyecto de ley electoral, una ley mÃnima que -quizá con un sólo artÃculo-, dejara sin efecto la actual aplicación de topes electorales revisados y devolviera el proceso a su situación original, con topes regionales del 5% e insulares del 20%. Manifestar una voluntad polÃtica de cambio real es tan sencillo cono eso. Y hacerlo no afectarÃa a la intención del Gobierno de Canarias de presionar al PP en la reforma del Estatuto, también con el cambio electoral.
Si el Estatuto finalmente entra en Las Cortes, es difÃcil que el PP no lo tramite, aunque sea a regañadientes. Y allà serÃa el momento de hacer una revisión más a fondo del sistema de circunscripciones. Pero que lo deseable no sea hoy obstáculo para conseguir ahora lo que es necesario. Y de justicia.