Como no podÃa ser de otro modo, mi primer artÃculo del año tiene que ser acordándome de todos/as aquellos/as que durante el pasado 2013, y algunos/as hace más de una década, han tenido la atracción de leer, bien de manera continuada o circunstancial, mis artÃculos de opinión publicados aquÃ, en DIARIO DE AVISOS. Según mis cálculos, más de 600 artÃculos en los que vaya usted a saber la cantidad de disparates, tonterÃas y algún que otro descalificativo, eso sÃ, siempre merecidos, que habré escrito, y todos, con conocimiento de causa y responsabilidad propia; aquà no cabe la excusa de que se me escapó, no lo medité bien, fue un lapsus, en fin, que lo escrito, en el caso que nos ocupa, no puede borrarse.
Tampoco cabe aquello de perdona si te ofendÃ, en fin, que la palabra escrita y publicada, pasa a formar parte de una hemeroteca que vaya usted a saber los siglos que dormirán el sueño de los justos. Reconozco que aquellos mis primeros artÃculos de opinión, eran una especie de vÃa de escape para liberarme de algunos acontecimientos tratados ante la opinión publica con calculada injusticia social por el oficialismo comunicador; sin embargo, con el paso del tiempo me he convertido en un crÃtico de la actualidad polÃtica, económica, laboral, social y cultural, eso sÃ, estando siempre al dÃa de la noticia sobre la que escribo. También, me gusta dedicar mi homenaje a las personas que, bien por amistad o méritos propios, son merecedores del reconocimiento público, sobre todo, aquellos/as que se han marchado al infinito dejando su huella humana entre los vivos.
A veces peco de incrédulo al pensar que mis artÃculos pasan desapercibidos, pero he comprobado que no es asÃ. Algunos han recibido más de un centenar de apoyos o rechazos, vÃa virtual, lo que debo traducir como una buena acogida. De corazón: estoy muy agradecido de que me sigan leyendo. Son ustedes la razón máxima para escribir cada semana exprimiéndome el cerebro para satisfacer su curiosidad. ¡Gracias, lector/a!
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