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¡Ay Bermúdez! – Por Román Delgado

   

Esta mañana [por ayer], muy temprano, el alcalde José Manuel Bermúdez anduvo por la radio, en la SER, y allí se le preguntó por una ristra de asuntos hoy estancados, del antes y del durante, o sea, de este mismo mandato. Dentro de esa cadena de desastres, tal y como el viernes pasado se confirmó por parte de la Justicia en sentencia que no es firme (de la etapa de Miguel Zerolo), está el fallo vinculado al conocido como caso Mamotreto, en la ensangrentada y vejada playa de Las Teresitas. Sobre este particular, Bermúdez dijo algo que no hay que alabar pues es lo mínimo que se debe exigir a cualquier cargo público, funcionario e incluso ciudadano: sostuvo que respeta las decisiones de la Justicia. Qué menos… Pero luego, casi sin tiempo para respirar, articuló otros mensajes que, de manera indirecta, vienen a demostrar que el alcalde igual no está tan conforme con esa primera sentencia sobre el caso Mamotreto. Bermúdez tiró de estrategia y se hizo un nudo; puso en marcha aquello de la zanahoria primero y el palo después, que llegó, y esto es mío, de manera equivocada, poco presentable, aunque, eso sí, dicho con mucha educación y menos tranquilidad. Bermúdez, y qué menos se le puede pedir a un cargo público, acepta y respeta las decisiones de la Justicia, pero a la vez admite y advierte, por si acaso, de que el fallo del caso Mamotreto, que en esencia viene a decir que gente del ámbito público, funcionarios y políticos locales, erraron (y lo hicieron cometiendo prevaricación) en el modo de realizar aquella construcción (hoy a medias), es casi una catástrofe para todos los santacruceros, pues, explicó, gracias a esa sentencia la burocracia municipal será insoportable, ¿más aún…?, y las actuaciones locales en pro de los chicharreros se ralentizarán…, y poco menos que llegará el caos administrativo y a sufrir. Pobres que seremos… Y la culpa claro que la tendrá esa decisión judicial tan dura y abrasadora (los condenados pagan el derribo). Torpeza la del alcalde, que, con claves tan absurdas, lo único que consigue es apuntarse al recurso facilón de la zanahoria primero y el palo después, con lo que duele un palo bien dado. Todo es más sencillo y exquisito: se acepta y respeta lo que dice la Justicia, ¡faltaría más!, y se pone de una vez la casa en orden, para no estar tanto delante de jueces y fiscales. Así los chicharreros se pondrán muy contentos, más contentos que con buenos carnavales. Ya toca que el mundo gire como lo hace un trompo. Es hora.

@gromandelgadog