Canarias pierde cerca de 10.000 empresas desde el inicio de la crisis

SARAY ENCINOSO | Santa Cruz de Tenerife

Más parados y menos empresas. La reforma laboral está a punto de cumplir dos años y las cifras siguen reflejado una realidad trágica. La crisis está haciendo mucho daño a los trabajadores, pero también a los empresarios, que luchan por sobrevivir en tiempos de escaso crédito y duros desembolsos en forma de impuestos. Desde 2007 se han contabilizado 9.964 empresas menos inscritas en la Seguridad Social, según datos del Istac. En diciembre de 2007 había 64.769 compañías y en el mismo mes de 2013 solo 54.805. Más de la mitad de la caída se registró en pymes dedicadas al sector de la construcción: se pasó de 9.792 a 3.885, es decir, en seis años desaparecieron 5.907 empresas. La industria y la agricultura también sintieron el empobrecimiento generalizado.

A pesar de las impactantes cifras, la destrucción de empresas se ha moderado. El año que más firmas quedaron engullidas por el derrumbe económico fue 2009, cuando 3.561 desaparecieron en doce meses.

El economista José Miguel González, que no es un enemigo acérrimo del monocultivo económico, tiene claro que en la actualidad el sector servicios es lo único que puede generar empleo. Esa certeza ha hecho que muchas personas “estén saltando de otros sectores al de servicios” y que los nuevos trabajadores “se estén capacitando para entrar en el sector turístico”. Las administraciones “no pueden permitirse ahora mismo pensar en el largo plazo, solo en el corto, en crear empleo, aunque sea temporal, porque es imprescindible generar renta, no solo de los trabajadores sino de las empresas”. Este comportamiento “no vale para el largo plazo”.

Sede de la Seguridad Social en Los Cristianos. | DA

En este contexto, la pregunta es inevitable: ¿es una buena opción colocar todos los huevos en la misma cesta? Es decir, ¿debe Canarias asumir que su futuro solo pasa por el turismo? “En las economías pequeñas no tiene que apostarse por la diversificación al 20% en cinco sectores. La diversificación tiene que ir en función de la economía. Las pequeñas lo que deben buscar es ser adaptables, tener capacidad de transformación”. Para González ese es el gran reto que debe asumir la economía de las Islas. “Hay que estar preparados para los cambios; por ejemplo, para si varía el perfil del turista que llega a nuestra comunidad y en vez de europeos vienen orientales”. El Archipiélago “no está preparado” y por eso “es más fácil” que se vea afectado por los vaivenes mundiales. Ser una región ultraperiférica significa en estos momentos “ser más vulnerable y dependiente”. Eso explica que las Islas crezcan más que la media cuando la tendencia es positiva, pero caigan más cuando es al revés, sintetiza.

El incremento de turistas ha sido clave para que el sector servicios se mantenga estable. Uno de las prioridades, según González, debe ser “fidelizar” a los nuevos visitantes; muchos de ellos llegaron como consecuencia de las turbulencias políticas que se han vivido en varios países del norte de África.

Eso, y apostar por las empresas basadas en el conocimiento, que no tienen fronteras económicas y que constituyen la economía más adaptable.