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Opiniones personales – Por Francisco Pomares

   

La opinión personal del presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso, de que la viceconsejera de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias, Guacimara Medina, debería dimitir por manifestar sus opiniones personales tiene (opino yo) sus más y sus menos. Resulta que la viceconsejera sostiene la particular opinión de que los parques nacionales no tendrían que haber sido transferidos a la Comunidad Autónoma. No es una creencia peregrina ni disparatada: muchos grupos conservacionistas y ecologistas consideran que los parques nacionales deberían ser -por definición- parques gestionados por el Estado. En tiempos de Zapatero se produjo una transferencia bastante cuestionada, de la que aquí en Canarias se habló poco, porque parece que todo lo que sea asumir nuevas competencias es más correcto y más democrático. Pues depende: yo no estaría de acuerdo con transferir a la Autonomía las competencias en materia de regulación bancaria, de seguridad social o de pensiones, por citar sólo unos pocos asuntos. En mi particular opinión, cuando se desempeña un cargo público lo importante no es lo que uno piense sobre un concreto asunto, sino lo que uno se compromete a hacer. La coherencia personal no es un valor absoluto: muchas veces lo correcto no es sostener contra viento y marea tus propios criterios, sino ceder a la voluntad mayoritaria del colectivo al que perteneces. En eso se basa -precisamente- el funcionamiento de la democracia. Es verdad que el PSOE transfirió los parques nacionales a Canarias, y que el pacto de Gobierno asumió que la gestión de esa competencia debía insularizarse. La viceconsejera lo sabía cuando aceptó su cargo, y supongo que sopesó la contradicción de tener que ejecutar una delegación de gestión con la que no está de acuerdo. En las mismas declaraciones en las que hizo pública (y no es la primera vez) su opinión personal, dejó meridianamente claro que a ella le toca cumplir la decisión de completar el proceso de delegación de la gestión de los parques a los Cabildos. Eso es lo que debería contar, no su opinión, que Carlos Alonso cree que podría haberse guardado para ella. Probablemente habría sido más prudente, pero uno está hasta el gorro de políticos prudentísimos y circunspectos que sólo tiran de argumentario, se comportan como loros enseñados y no son capaces de decir nunca lo que de verdad piensan. Alonso ha pedido la dimisión de Guacimara Medina por su ineficacia en la delegación de competencias. Pero considerar a la consejera incompetente también es una opinión, que no se comparte en el pacto de gobierno. Y es significativo que se produzca ahora. Y no antes de que Medina dijera lo que piensa.