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Sebastián Álvaro: “Lo único que puede sostener esta sociedad es la solidaridad”

   
Sebastián Álvaro

Sebastián Álvaro. | SERGIO MÉNDEZ

JOSÉ LUIS CÁMARA | Santa Cruz

Alejado de la imagen del periodista tradicional, Sebastián Álvaro siempre ha vivido al filo. No en vano, su pasión por la aventura y la montaña lo convirtieron en uno de los documentalistas más reconocidos y premiados del mundo. Durante 27 años dirigió en Televisión Española el programa Al filo de lo imposible, una referencia para varias generaciones de aventureros y alpinistas. Escritor, conferenciante y articulista, hace unos días impartió una charla en La Laguna -dentro de un ciclo organizado por el Rakaposhi Tapas Bar-, en la que además mostró su faceta menos conocida, la de responsable del único proyecto de cooperación español que existe actualmente en Pakistán.

-Usted es conocido fundamentalmente como viajero, periodista y escritor, pero hay una faceta que no conoce demasiada gente, que es la de cooperante y responsable de uno de los escasos proyectos de ayuda humanitaria que existen en un país tan complejo como Pakistán…

“Yo creo que de esas cosas no hay que sacar pecho, aunque es de lo más orgulloso que estoy de todas las cosas que he hecho en mi vida. Pero no quiero ponerme medallas por esto, porque estamos haciendo lo que se debe hacer, una labor callada y anónima que suma ya 13 años”.

-Y además, trabajan en Pakistán, uno de los países más peligrosos del mundo en la actualidad…

“Cierto. A Pakistán no va nadie a cooperar, porque dicen que es el país más peligroso de la tierra. Pero precisamente por eso hay que estar, porque si a esa gente la dejas desamparada, ganan los malos. Los talibanes están matando a los profesores y a los niñas que van a la escuela, y eso no puede ser. Alguien dijo una vez que para que triunfen los malos lo único que tienen que hacer los buenos es no hacer nada. En mi caso, además, es una cuestión de gratitud hacia toda esa gente que me ayudó en mis expediciones, los porteadores, los niños y mujeres que me encontré. Rompen con el estereotipo que se tiene de Pakistán, porque son hospitalarios, abiertos, nobles y honrados”.

- ¿Cuándo surge la idea de empezar a cooperar en el país asiático?

“No creo que haya nadie en España que haya ido a Pakistán de expedición, porque llevo 32 años yendo y más de 40 expediciones. Ese vínculo con los porteadores y la gente del norte del país y también el hecho de ser un motor de dinamización del turismo de montaña en esa zona, hizo que nos planteáramos cómo podíamos incidir directamente en la población local, en sus necesidades, para que todo eso que estábamos favoreciendo pudiera revertir en ellos”.

- Precisamente, hay mucha gente que confunde ese turismo de montaña con la escalada o el montañismo, y eso hace que cada día haya más tragedias en las montañas, incluso en zonas como Las Cañadas del Teide, ¿no cree?

“Tanto en el programa Al filo de lo imposible como ahora en el espacio que tengo en El Larguero, siempre he tratado de concienciar sobre el respeto que hay que tener a la montaña. En cualquier montaña, incluso en las más bajas, hay que saber gestionar el riesgo. Cuando se sube al Teide, por ejemplo, hay que saber que uno está a merced de la montaña, de un cambio brusco de tiempo, de un accidente, etc. Por tanto, hay que ir bien equipado, conocer la previsión meteorológica, que la familia o amigos sepan exactamente dónde vas a ir,… Todo eso es la gestión del riesgo de la que hablo, porque ir a caminar o correr por la montaña no es lo mismo que hacer en un estadio o en el parque de una ciudad”.

-Pero tampoco podemos dejar de hacerlo o de incentivarlo…

“Ni mucho menos. La naturaleza y el paisaje de montaña es algo que no se puede respirar en la ciudad, pero uno siempre debe conocer los riesgos de caminar o vivir en la montaña”.

-¿En qué situación está el proyecto que desarrollan en Pakistán?

“El proyecto está prácticamente en sus últimas fases, después de 13 años. Estamos intentando que sea económicamente sostenible y que abarque todo el Valle del Karakorum. Hemos construido un pequeño refugio de montaña, que queremos que sirva para financiar la educación de los niños de Hushé, una pequeña aldea situada en la provincia del Baltistán. Al mismo tiempo, queremos llevar el proyecto a otras zonas, aunque Hushé seguirá siendo el proyecto de referencia”.

-Incluso, tengo entendido que van a poner en marcha una colaboración con Canarias, ¿no?

“Sí, estamos viendo la posibilidad de que algunas personas de aquí asesoren a gente de allí a hacer queso de cabra, porque hay muchos aldeanos del norte de Pakistán que tienen cabras pero no saben hacer queso. Sería un proyecto muy bonito, que complementaría otros de agricultura, de salud, de higiene, educación. etc. Es un proyecto global que va a ser un referente en el mundo de la cooperación al desarrollo”.

-En una época como la actual, con los recortes que se están produciendo en el ámbito de la cooperación, no parece fácil mantener proyectos de esta entidad en el Tercer Mundo, ¿no cree?

“No es fácil, y resulta difícil explicarle a la gente que hay que cooperar con otros países, porque seguramente muchos de estos proyectos también tendrían sentido aquí, en Madrid o en Tenerife. Pero hoy en día, y más que nunca, haya que ser solidarios, porque con la crisis tan profunda y el desempleo que estamos padeciendo, se ve más claramente que lo que está sosteniendo la sociedad es la solidaridad de las familias, de los amigos y de la gente. Y eso mismo sirve para explicar nuestro proyecto de Hushé, porque cuando uno dice aquí que estamos en crisis, realmente no sabe lo que es vivir en crisis desde que se nace. Por eso, creo que las dos cosas son complementarias, ayudar a la gente de aquí, para sostener que no se caiga España; y también debemos ir a Pakistán a ayudar, y en mi caso es una obligación”.