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Alcaldesa y maestra en tiempos difíciles

   

GABRIELA GULESSERIAN | El Sauzal

Baldomera García Fuentes. | DA

Baldomera García Fuentes. | DA

Fue un símbolo de la lucha por la igualdad y la apuesta por los derechos políticos. Y ayer, justo un día antes de conmemorarse el Día Internacional de la Mujer, recibió un merecido homenaje en el municipio en el que fue maestra y alcaldesa en tiempos difíciles: la Segunda República, por los cambios que supuso para la sociedad y, sobre todo, para el género femenino.

Quizás por ello se conocen pocos aspectos de quien fuera la primera alcaldesa de Canarias y única de El Sauzal, Baldomera María García Fuentes, que ayer dio nombre a una calle de Ravelo, el barrio en el que ejerció como maestra. La vía rotulada con su nombre es la transversal de Hoya de la Viuda, situada en la intersección de los dos centros educativos, el IES Sabino Berthelot y el colegio Nuestra Señora de los Ángeles. Baldomera ya tiene una calle en Tacoronte, su municipio natal, del que también es Hija Predilecta.

El momento más emotivo del acto, organizado por el Ayuntamiento en el centro de usos múltiples de Ravelo, al que asistieron la hija de Baldomera, María del Carmen Caballero García, y sus tres nietas, Helena, María José y Beatriz, y varios bisnietos, fue durante la proyección del documental Los niños de la Alcaldesa, realizado por un grupo de alumnos del Centro Integrado de Formación Profesional César Manrique, bajo la dirección de la profesora Teresa Bricio, quien también fue la responsable de escribir el guión. La docente se embarcó en el proyecto como consecuencia de su colaboración con la Federación de Trabajadores de la Enseñanza de UGT, que el año pasado proyectó el documental Las maestras de la República en varios puntos de la Isla. A partir de ese momento comenzó a buscar maestros de esa época, “algunos de los cuales no sobrevivieron a la represión posterior”, hasta que encontró a Baldomera García Fuentes con la peculiaridad de haber sido designada alcaldesa de El Sauzal.

En esa época, la persona encargada de dirigir los designios del pueblo era el funcionario de menor edad en el municipio. Así, la casualidad y los condicionantes políticos hicieron que el 1 de febrero de 1933, unos días antes de cumplir los 25 años, la maestra accediera a la Alcaldía, un cargo que solo ocupó tres meses porque se retiró antes de tiempo.

Según relata el historiador Enrique Acosta en su libro Tacoronte, 100 años de historia e imágenes, fue tras el incendio que sufrió el Ayuntamiento en el que Baldomera se encontraba en el interior del edificio. Las llamas provocaron la pérdida de todos los libros de actas y una parte importante de la historia de El Sauzal. La culpa de aquel incidente recayó sobre el secretario y un hermano de este, que era oficial del Consistorio. Los dos fueron detenidos y encarcelados y la entonces regidora local aprovechó estos acontecimientos y puso su cargo a disposición del Gobernador Civil.

Teresa Bricio tiene su particular versión de este acontecimiento, “que pudo haber sido por casualidad, venganza o represalia” y cree que la maestra sintió miedo. El suceso tampoco dejó constancia escrita de las labores que desempeñó en su trimestre como alcaldesa, quien en su primera visita al entonces presidente el Cabildo de Tenerife, Máximo Acea, le solicitó que construyera un camino vecinal que comunicara con la carretera general de la Isla, la instalación en Ravelo de un locutorio telefónico y una subvención para el osario del cementerio del pueblo.
Esta mujer, “alegre, con mucha vida y superactiva”, según la define su nieta Elena Valerio Caballero, falleció en 2006 a los 97 años. Era tan discreta con su vida que no contaba nada ni siquiera a su familia. Quizás, porque “le abrumaban los homenajes”, sostiene. De hecho, se enteró ya con 20 años que su abuela había sido alcaldesa.

Una escena del corto sobre Baldomera. | DA

Una escena del corto sobre Baldomera. | DA

Sin embargo, Bricio vuelve a aludir al miedo. De hecho, en el corto se relata que cuando la Guardia Civil iba a su casa “ponía un cuadro con su marido vestido de juez y los agentes le decían que se habían equivocado”.
Conoció a su marido, Juan Caballero Rodríguez, oriundo de Agüimes, en la Universidad de La Laguna. Él estudiaba Derecho y ella Magisterio. Se casaron en 1936 y se fueron a vivir a Las Palmas. Allí tuvo dos hijos, José Antonio, ya fallecido, y María del Carmen. Regresaron a Tenerife 10 años después, pero Baldomera nunca más volvió a ejercer su profesión. Eso sí, siempre ayudó a sus hijos, nietas y sobrinos con las tareas escolares.
Teresa Bricio ha recorrido un largo trecho si se tiene en cuenta que era muy poco lo que se sabía de la primera alcaldesa de Canarias a lo que se conoce en la actualidad. Algunos aspectos fueron desvelados ayer en el documental, que tiene como hilo conductor un programa de radio con entrevistas grabadas de Baldomera, y que transcurre en dos tiempos, el presente y 1933.

El miércoles 5 de marzo, cuando lo proyectaron en la pantalla grande, se emocionaron y las risas de un mes de trabajo dieron por primera vez paso a lágrimas de emoción, no solo por el trabajo realizado sino por haberle rendido tributo a una mujer que se lo merecía y que de haber vivido en otros tiempos hubiese sido una gran política.

Participantes en el corto sobre la profesora. | DA

Participantes en el corto sobre la profesora. | DA


Su vida en un corto de 18 minutos
El 2 de febrero, Teresa Bricio y su equipo, integrado por seis alumnos, comenzaron a trabajar y finalizaron el miércoles pasado. “Fue un trabajo muy intenso”, relata la directora, en el que también se implicaron familiares, amigos y conocidos, porque el presupuesto con el que se contaba “era cero”. Eligieron las localizaciones exactas para grabar; el solar donde estaba la escuela en la que Baldomera dio clases pero que nadie sabe por qué fue destruida, y la casa donde nació. El resultado: un documental de 18 minutos que no descarta presentar en festivales.