Los caramelos de la cabalgata anunciadora

Detalle de la sesión plenaria en la que se aprobó la solicitud de referéndum sobre las prospecciones petrolíferas. | JAVIER GANIVET

strong>DOMINGO NEGRÍN MORENO | Santa Cruz de Tenerife

Quien vaya estos días por el Parlamento canario y por la sede de la presidencia del Gobierno regional en Santa Cruz de Tenerife, en cuya trasera se ha levantado un hospital de campaña, verá unas vallas que rodean ambos edificios. Son para proteger a los carnavaleros de los políticos.
“¿Cuándo arranca la cabalgata anunciadora?”, pregunta un transeúnte con pintas de guiri. “Ya va”, contesta alguien con tono de chanza. El lunes comenzó el reparto de caramelos, algunos con palo, en la Cámara autonómica. Por lo visto, se olvidaron de colocar en la entrada un cartel con este aviso: “Revela aquí tu rollo”. Al director de RTVC, Willy García, lo sacudieron de lo lindo. La Mesa y la Junta de Portavoces le quitaron la careta por exhibicionismo verbal ante la diputada del PP Águeda Montelongo, a la que amenazó con enseñarle el pajarito si no se portaba bien. Esa conducta fue reprobada unánimemente. El toque de atención se emitió en horario infantil, con redifusión adaptada.

Al activar el mando a distancia, el Ejecutivo programó una gala que extrañamente no la patrocinaba Repsol. Un disfraz original y digno de la ocasión hubiese sido el del rey sol, el primer hombre que utilizó tacones altos. Luis XIV estaba tan fascinado con sus zapatos que los prohibió al resto de la corte bajo advertencia de condena capital.

El Legislativo aprobó a la ligera, y con el voto en contra del grupo mayoritario, la solicitud de referéndum sobre las dichosas prospecciones petrolíferas. No se precisa una consulta a una vidente para adivinar que no será autorizado, a pesar de lo cual no se pasó un mal rato en ese pleno.
El guión de la representación del cuento de nunca acabar narró una historia de fantasía en dibujos animados. Envueltos en la magia de la dialéctica, sus señorías no se pusieron colorados. Y sí que se rasgaron las vestiduras en la teatralización del disentimiento. En la fiesta de la dimecracia, Paulino Rivero derramó un vertido de reprimendas sobre el vestido de seda del arte popular del toser y hablar.

El presidente alertó de que las extracciones pueden causar dolor. “Afectan a la planificación económica, al turismo y al medio ambiente. Por lo tanto, esta decisión nos incumbe y estamos en nuestro derecho a pronunciarnos utilizando las vías que nos da el marco legal para que el pueblo se exprese”. Rivero confrontó el “negocio para unos pocos” con “la riqueza de los pueblos” y rebatió la teoría de que los sondeos se quieren perpetrar “mucho más cerca” de la costa que en Baleares, donde el PP ha puesto el grito en el cielo del Mediterráneo, igual que en la Comunidad Valenciana. “No vale la pena arriesgar nuestro futuro socioeconómico por el petróleo”, clamó.
¡Muchacho!, Miguel Cabrera Pérez-Camacho le afeó el “caprichito”, porque aquello “le importa un higo” y “lo que lo interesa de verdad es tapar las vergüenzas” para su reelección en 2015.

En este sainete no podía faltar José Manuel Soria, que desde Madrid ridiculizó lo que definió como escenificación de una comedia que cierra el telón de la cruda realidad. Los recursos del ministro son de otra dimensión. Ese mismo martes, la Abogacía del Estado interponía la demanda de inconstitucionalidad contra los preceptos de la ley de renovación turística que impiden la construcción de nuevos hoteles de cuatro estrellas. El alto tribunal es una agencia de viajes.