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Taganana, el barrio más viejo de Santa Cruz y dos veces independiente

   
TAGANANA SIGLO XX

Pueblo de Taganana, a principios del siglo XX. / AUTOR: J. PERESTRELLO – CEDIDA POR LA DEFAC

AGUSTÍN M. GONZÁLEZ | Santa Cruz de Tenerife

Valga la comparación: el apartado y aislado caserío de Taganana es para Santa Cruz lo que el Archipiélago canario para Europa: una región ultraperiférica. Taganana está lejos de Santa Cruz y del resto de la Isla, escondido y dormido entre montañas. Esa ubicación y su antigüedad le han dado una personalidad y una historia propias, que lo diferencian de cualquier otro pueblo tinerfeño. No es de extrañar, por tanto, que las gentes de este pintoresco caserío hayan tenido en el pasado deseos de independencia. Deseos y actos, también. Taganana, al igual que su vecino San Andrés, llegó a tener ayuntamiento propio hace justo dos siglos, amparado por la Constitución de Cádiz de 1812. Pero en 1850 pidió la agregación a Santa Cruz por no disponer de recursos económicos. Curiosamente, nueve años después los vecinos del caserío volvieron a pedir la restitución de su ayuntamiento, pero se les negó. Un siglo después, en 1868, se constituyó un ayuntamiento revolucionario que perduró hasta 1877, año en que Taganana quedó definitivamente anexionado a la capital, aunque contó con alcalde pedáneo hasta 1967, y con juez de paz y registro civil propios hasta 1976.

Es solo una de las muchas curiosidades históricas que convierten a este pequeño pueblo santacrucero en un tesoro de la Isla, que aúna como ningún otro belleza paisajística, antigüedad y riqueza etnográfica y patrimonial. Taganana existía como núcleo poblado desde antes de la Conquista de la Isla. Su nombre es de origen guanche. Algunos autores lo relacionan con la palabra “anagan”, que significa “rodeado de montañas”, o de “taganan”, “subida” o “cuesta”. Acabada la Conquista de Tenerife, en 1496, se empezaron a repartir las tierras entre los conquistadores y colonos. El pueblo de Taganana se fundó en 1501 a partir de uno de estos repartimientos a un reducido grupo de colonos procedentes de las islas de Lanzarote y Fuerteventura. Desde el siglo XVI fue, junto con San Andrés, el núcleo más importante de Anaga, contando con parroquia propia desde al menos 1505 y con alcalde desde 1518. Desde un primer momento se dedicaron sus tierras al cultivo de la caña de azúcar, lo que dio lugar a la construcción del camino de Las Vueltas para sacar la producción. Este camino fue la vía de comunicación más importante del macizo, al unir la población de Taganana con San Cristóbal de La Laguna, capital de la Isla por ese entonces. Atravesaba las cumbres de Anaga, partiendo de él ramales que conectaban con el resto de valles del macizo: San Andrés, El Bufadero, Afur, etc. Hasta 1968 no se construyó la actual carretera de Taganana, un acceso en condiciones que hace menos duro su aislamiento secular, que también dio pie a mil leyendas. Una de las más populares es la que se refiere al extraño origen de la patrona. Cuenta la tradición que la imagen de la Virgen de las Nieves fue encontrada por un vecino, Gregorio Tabordo, en la costa de El Cardonal un día de tormenta en el siglo XVI, abandonada por un barco que huía del temporal. Casi 500 años después, la Virgen de las Nieves sigue protegiendo a este paraíso rural que sobrevive escondido y tranquilo entre las montañas que lo vieron nacer.