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La adaptación hedonista – Por José Juan Rivero

   

Es curioso el papel que juegan las expectativas en nuestra vida, recuerdo que cuando cursaba mis estudios en psicología imaginaba como sería mi vida como profesional, los pasos que daría en cada momento, sentía la felicidad que me generarían mis planes de vida. Sin querer cada pensamiento surgía en mí automáticamente. Sin darme cuenta todas estas imágenes, creencias, expectativas, etcétera, se fueron afianzando a lo largo de los años a través de mi educación, la cultura, mis vivencias, etcétera. Es cierto que las expectativas nos acercan o nos alejan de las cosas, jugando un papel con la motivación en la planificación y generación de metas vitales que potencien o frenan nuestro bienestar personal. Podríamos entonces definir la expectativa como la evaluación subjetiva de la probabilidad de alcanzar una meta concreta, esto nos va a permitir el poder predecir la probabilidad mediante la experiencia previa que construiremos con nuestra historia de vida. Por lo tanto, cada expectativa se forma a partir de nuestra percepción para proyectarnos en el futuro y predecir la probabilidad de poder conseguir una determinada meta a la hora de realizar una tarea, evidentemente, es fundamental para nuestras predicciones la interpretación que realizo de mi historia de vida, así como el papel que juegan las emociones positivas o negativas vinculadas a estas. Por lo tanto, cuando afrontamos una determinada actividad en primer lugar realizamos una evaluación subjetiva del nivel de dificultad del procedimiento y de los conocimientos y destrezas que poseemos para llevarlo a cabo. Dichas evaluaciones que convertimos en predicciones nos permiten hacernos una idea que nos plantea la posibilidad de conseguir esa meta. Pero evidentemente, nuestra actitud, así como nuestra historia de éxitos y fracasos potenciarán o no ese juicio predictivo.

Llegados a este punto es importante plantearnos que las expectativas positivas son facilitadores en nuestra vida, aunque el generarnos expectativas exageradas, pueden producir en nosotros una vivencia emocional inadecuada ya que podemos sobreestimar esas metas, construyendo verdaderos mitos de la felicidad que consiguen que terminemos infravalorando nuestras vidas. Junto a todo esto debemos de mencionar la capacidad que tenemos las personas para acostumbrarnos a las situaciones que vivimos, devaluando su impacto sobre nosotros, a este fenómeno lo denominamos la adaptación hedonista. Lo que influye directamente sobre nuestra percepción de lo que estamos viviendo, devaluando nuestras experiencias y así nos perdemos las oportunidades que se nos presentan en todo aquello que realizamos. Olvidándonos de vivir desde la oportunidad de cada momento.

*PSICÓLOGO Y MIEMBRO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE PSICOLOGÍA POSITIVA
@jriveroperez