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Alejandro Madrigal: “Hay quien usa las células madre con promesas poco fundadas”

   
Foto | SERGIO MÉNDEZ

Foto | SERGIO MÉNDEZ

JOSÉ LUIS CÁMARA | Santa Cruz de Tenerife

Considerado como uno de los mayores expertos mundiales en la investigación en células madre y en la terapia de regeneración celular, el doctor mexicano José Alejandro Madrigal Fernández imparte este mediodía la conferencia magistral del XXVII Congreso de la Sociedad Canaria de Cardiología. Ayer, apenas una hora después de aterrizar en la Isla, atendió a este periódico.

-Usted está considerado como uno de los referentes mundiales en el estudio de las células madre, un campo con un enorme futuro pero en el que no terminan de invertir los gobiernos. ¿No cree?

“Las células madres se vienen usando con mucho éxito desde hace más de 40 años para el trasplante de médula ósea y el tratamiento de enfermedades como la leucemia y el cáncer. Los primeros trasplantes exitosos se llevaron a cabo a finales de los 60, cuando se entendieron las barreras de compatibilidad. Después de eso, el problema era encontrar donantes no relacionados, algo que consiguió el Instituto Anthony Nolan de Londres -que él dirige desde 1993-, que puso en marcha en 1974 el primer registro mundial de donantes no relacionados. Ahora, el registro tiene más de 500.000 donantes, y hemos contribuido con más de 10.000 donantes para trasplantes. También existen bancos de cordón umbilical públicos, donde también se pueden extraer células madre, que han permitido realizar más de un millón de trasplantes para este tipo de enfermedades. Esta experiencia nos ha permitido explorar el uso de estas células para tratar de reparar tejidos y órganos como el corazón”.

-¿En qué punto se encuentra en estos momentos la terapia celular?

“Hay evidencias que sugieren que la terapia celular, por ejemplo, mejora la función cardiaca, pero tenemos que mejorar y perfeccionar los mecanismos de comprensión de estas células en ensayos clínicos más controlados. Uno de los problemas de esta terapia es que hay muchas personas que la están usando con promesas poco fundadas, cuando la ciencia siempre debe estar basada en estudios experimentales clínicos, con dobles ciegos, controles y mecanismos que nos permitan determinar que hubo rigurosidad en el análisis. Hay muchos estudios y proyectos que se están haciendo en este campo, y estamos a la espera de ver los resultados; pero hay que ser optimistas, porque ya hemos visto que estás células, que salen del nicho de la médula ósea, reparan tejidos dañados”.

-Con esas evidencias, ¿por qué no se termina de apostar por la investigación en este campo?

“Realmente, no lo sé, porque el 90% de las enfermedades hematopoyéticas malignas, como la leucemia, se podrían resolver a través de la terapia celular. Por eso, se deben promover los bancos públicos, y España es uno de los países líderes en esta materia, en cuanto a cantidad y calidad de unidades de cordón umbilical. La clave está en optimizar esos recursos, porque la colección de unidades es costosa, y la provisión también tiene unos costes muy elevados. Eso hace que sea costoso y difícil mantener y sostener esos bancos solo con su uso”.

-Esto también ha provocado que se estén desarrollando nuevas modalidades de trasplante para estas patologías. ¿No es así?

“Cierto. Actualmente, se está usando una modalidad que podría incluso reemplazar al uso del cordón umbilical, o al menos ser una opción alternativa. Se llama haploiden, donde se pueden usar las células del padre, la madre o el hermano, aunque solo compartan un haplotipo con el paciente. En este procedimiento también se usan pequeñas dosis de quimioterapia postrasplante, con lo que se eliminan las células malas capaces de reproducirse. El futuro del trasplante va a ser muy atractivo como medida alternativa, pero hay que recordar que los índices de supervivencia a estas enfermedades están solo entre el 30 y el 40%”.

-Además, el trasplante sigue siendo un procedimiento muy agresivo y con mucha mortalidad…

“Sin duda. Normalmente, está en el 20%. Por eso no se ofrece a pacientes con enfermedades como el lupus o la diabetes, sino a personas con patologías muy severas, donde la probabilidad de fallecer es muy alta y el trasplante es el último recurso. Pero si logramos regular las capacidades de rechazo a través de estas células reguladoras o inmunomodular, lo que se llama romper la barrera inmunológica y crear tolerancia, podremos ofrecer el trasplante con mayor porcentaje de éxito”.

-Teniendo en cuenta que las enfermedades cardiovasculares son una de las primeras causas de mortalidad en el mundo, la terapia génica se presenta como la principal alternativa de futuro…

“El poder resolver, como lo hace el organismo en condiciones normales, a través de terapia celular, problemas como el infarto o la miocarditis sería fantástico. Hay resultados muy alentadores, pero todavía necesitamos saber más sobre la función autóloga y la regeneración de estas células”.

-¿De cuánto tiempo podemos estar hablando hasta poder resolver muchas de estas enfermedades a través de las células madre?

“Hay varios ensayos clínicos que están trabajando, no solo con células madre, también con células mesenquimales de diferentes fuentes o células que han sido coeducadas con células del corazón. El problema de la ciencia es que no podemos resolver todo lo que quisiéramos. Nos gustaría tener una varita mágica con la que siempre hemos soñado, aunque hay enfermedades malignas que ahora se pueden resolver incluso sin trasplante. Pero no vamos a lograr una cura absoluta en los próximos 25 o 50 años, aunque en los próximos 10 sí se darán pequeños pasos, importantes y significativos, en el uso de células madre y de la terapia celular”.