X
nombre y apellido > Luis Ortega

Dulcinea del Toboso – Por Luis Ortega

   

Soberana y alta señora: El herido de punta de ausencia, y el llagado de las telas del corazón, dulcísima Dulcinea del Toboso, te envía la salud que él no tiene… De esta guisa se dirigió el Caballero de la Triste Figura a su amada -dama de alta alcurnia, según el enamorado- y labradora y porqueriza, según su escudero Sancho Panza, que la identificó bien pronto, “ya que la conoce y sabe que es hija de Lorenzo Corchuelo y Aldonza Nogales”. En su ópera suma Miguel de Cervantes -hoy se celebra en toda la geografía del castellano- dejó un rosario de elogios y piropos a “la emperatriz de La Mancha” y la más bella carta de amor en nuestro idioma, cuyas primeras palabras abren la columna.

Tras una visita reciente, pienso en Aldonza Lorenzo y recuerdo con agrado la paradoja de su hermosa Casa-Museo, donde debió servir la moza; abierta en el toledano municipio del topónimo que fue su apellido y correspondiente, según las guías de sitio a una ilustre familia del pueblo -los Martínez Zarco de Morales- habitada en tiempos del relato por los hermanos Esteban, el primogénito, y la hermosa Ana, fuente de inspiración para nuestro literato manco. El inmueble ya tuvo este uso en el pasado y, con motivo del IV Centenario de la publicación del Quijote, se restauró la estructura del siglo XVI y ampliaron sus instalaciones hasta la flamante realidad actual: una casa solariega, ornada con los blasones de hidalgos ricos, con dignas estancias en la planta principal y todas las dependencias necesarias para sus usos habituales -molino, granero, bodega, caballerizas, corrales, patios y pozos-. Al mismo tiempo que se concluyeron las obras se procedió a un cuidadoso equipamiento con muebles y enseres de la época, elegidos con buen criterio en toda la región y perfectamente montados. En el recorrido por el cuidado caserón esperamos que, en cualquier puerta o recodo, apareciera, con lujosa vestimenta o harapos campesinos, la protagonista elíptica que animó las aventuras generosas y desgraciadas de Alonso Quijano, tan fiel y entregado a las causas justas como al verdadero amor; Aldonza o Dulcinea -y esa es una carencia corregible en el museo- tiene el rostro singular y rotundo de Sofía Loren, la belleza salvaje, casi latina, de Joan Diener, la dulzura y aplomo de Hollis Resnik y la hermosura morena de Vanessa Williams (las tres norteamericanas interpretaron el musical, también llevado al cine El hombre de La Mancha); sería una forma de actualizar la leyenda con iconos del siglo XX que, como los que vendrán en el futuro, contribuyeron a corporizar un sueño de dignidad y justicia, una buena causa imposible.