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¿Mercados financieros con sentimientos? – Por Munesh Melwani

   

Si de alguna forma se puede sintetizar el comportamiento de los mercados financieros de finales de marzo y primeras sesiones del mes de abril, esto sería: bolsas en máximos históricos, rally de la deuda de los países periféricos, diferenciales de crédito en niveles precrisis y caídas de la prima de riesgo en los mercados emergentes. Este efecto positivo en los mercados ha venido avalado por unos datos económicos que van confirmando la salida progresiva de la crisis a ambos lados del Atlántico, así como por un mensaje más claro por parte de los principales bancos centrales, especialmente por parte del Banco Central Europeo (BCE), que dejaba abierta la posibilidad de implementar medidas adicionales de política monetaria no convencionales si la inflación se mantuviera en niveles reducidos por un periodo prolongado de tiempo. ¿Qué factores han propiciado entonces las correcciones superiores al 3% experimentadas por los principales mercados de renta variable esta semana, en unas sesiones en las que se conocía el balance positivo de determinados indicadores de coyuntura y una mejora en las perspectivas de crecimiento en las principales economías por parte del FMI? La respuesta está en un incremento de la sensibilidad de los inversores a factores desestabilizantes del panorama de recuperación. El rebrote de la tensión entre Ucrania y Rusia tras las manifestaciones prorrusas en las localidades ucranianas de Donetsk, Luhanks y Járkov; la posibilidad de que el Banco de Japón (BoJ) se decante finalmente por no ampliar su relajación monetaria y el escepticismo inicial al conocer los primeros resultados de determinadas empresas tecnológicas en EE.UU. que recordaron el fantasma de la burbuja tecnológica, así como el ajuste a la baja en las previsiones de crecimiento de las economías emergentes por parte del FMI, aumentaron la inquietud de los inversores, replanteándose muchos sus posiciones, materializando plusvalías y redirigiendo flujos de inversión hacia activos refugio, como pueden ser las deudas estadounidense y alemana y el oro. No hay que olvidar que son los grandes fondos de inversión y gestoras los que mueven los mercados, que, ante incrementos puntuales de volatilidad y la aparición de focos de incertidumbre, deshacen posiciones y dictan la pauta del comportamiento de los mercados, dando giros no esperados por el resto de la comunidad inversora: al final, “también son personas”. No obstante, conviene no alarmarse ante correcciones puntuales de 2-3 sesiones y estar atentos a si cambia o no el telón de fondo, positivo en este caso, que viene dado por los indicadores económicos, las actuaciones de los bancos centrales y los resultados empresariales. En definitiva, mantener siempre una visión de medio plazo. En un contexto como el actual, aunque podríamos pensar en riesgos de recalentamiento o de sobrevaloración de activos financieros, más en EE.UU., que podrían propiciar una corrección adicional, todo hace presagiar que, si nos ajustamos a los indicadores económicos, esto no tiene por qué producirse, siendo favorable el panorama para los activos de riesgo ante un escenario con primas crediticias en mínimos, sin temores inflacionistas, países cuyas economías se están recuperando, empresas desapalancadas y unos bancos centrales vigilantes ante cualquier atisbo de inestabilidad.

*SOCIO-DIRECTOR GENERAL CROSS CAPITAL