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Suena demasiado bien – Por Arun Chulani

   

Lo reconozco. He de reconocer que los planes organizados con tiempo, con orden y sin prisas, a mí me suenan demasiado bien. Me tientan. No quito tampoco de mi vida los improvisados, los que surgen espontáneamente a primera hora de la mañana para ir a la playa o a última, para tomar una caña y… y se nos complicó la noche. De esos también, que de todo ha de haber en la vida de uno, sin ser una agenda con planificación a tiempo completo. Pero sí que acepto que, en ocasiones, me cuesta salir de la línea. Eso sí, también tengo que deciros otra cosa: tengo que dejarme llevar más. Por la RAE cuentan que dejarse llevar es “tener voluntad débil para seguir la propia opinión”. Y bueno… en cierto modo, puede llegar a tener razón tal definición, pero no en el sentido del que hablo yo. No me refiero a la indecisión de uno mismo, el instante en el que no miras por ti ni por lo que quieres, sino simplemente te dejas guiar por otro. A ese no. Yo me refiero al dejarse llevar que suena bien. El que suena demasiado bien. Al momento que decides norte en vez de sur, por cambiar la rutina. El día que te despiertas y te da por hacer todo aquello que quisiste hacer siempre, y no hiciste por el qué dirán. O por lo que no dirán. Y dejarse llevar no es hacerlo sin cabeza. En absoluto. Es todo lo contrario, más bien, pues siempre hay que mirar por lo que uno quiere… pero esta vez, desde otro punto de vista. “Todo irá bien, déjate llevar”, siempre pensando en las posibles consecuencias. Y a dónde nos lleva el camino. Si la respuesta te llena y te hace feliz, adelante. Por mi parte, prometo que me dejaré llevar más (al menos, un poco), a donde mis pies quieren guiarme. Los míos. Dejaré, por el día de hoy, todo ordenador de lado y lo cambiaré por el sol, la arena, la brisa y el mar. Mis ratos al móvil te los cambio por un ratazo con amigos in situ. Cañas inclusive. Que se complique mi día sin horarios ni agendas de por medio: dejarme llevar. Suena bien. Suena muy bien.

@arunchulani