X
SOCIEDAD >

Cae el 75% la cifra de menores internos con medidas judiciales

   
Valle Tabares ha perdido el estigma carcelario de hace unos años. / DA

Valle Tabares ha perdido el estigma carcelario de hace unos años. / DA

JOSÉ LUIS CÁMARA | Santa Cruz de Tenerife

El modelo carcelario y represivo para los menores con medidas judiciales ya es historia. Eso es, al menos, lo que se desprende de las cifras de jóvenes que en la actualidad están cumpliendo alguna de estas medidas en centros del Archipiélago. Según datos aportados por la Consejería de Políticas Sociales del Gobierno de Canarias, hasta el 31 de diciembre un total de 792 jóvenes cumplían medidas judiciales en alguno de los recursos que posee el Ejecutivo. La mayor parte de ellos (654), lo hacen en medio abierto, mientras que sólo 12 están internados en régimen cerrado. En términos porcentuales, el número de chicos que cumplen sus medidas recluidos en centros ha decrecido más de un 75% en los últimos cinco años, lo que sitúa a Canarias a la cabeza del Estado en materia de reinserción juvenil.

Según explican al DIARIO desde la Dirección General de Dependencia, Infancia y Familia del Gobierno regional, la culminación del mapa de recursos de justicia juvenil ha permitido a las Islas “contar con todos los recursos necesarios para que los jueces puedan dictar que el joven cumpla una medida u otra, así como por la implantación de una serie de programas piloto, que en sus inicios fueron duramente criticados pero que con el tiempo y con la serenidad necesaria, han demostrado que son capaces de ofrecernos excelentes resultados; un claro ejemplo de esto es la Unidad Terapéutica de desintoxicación de Valle Tabares”. No en vano, ya desde 2008 se observa una tendencia a la baja en el número de jóvenes que cumplen medidas de este tipo en las Islas.

“En Canarias se ha optado por un modelo garantista de derechos de diseño público, en el que la planificación, los programas y la inspección se lleva a cabo por parte de la entidad pública, o sea la Dirección General de Protección del Menor y la Familia; la gestión de los centros por una fundación pública y la inserción se realiza a través de los sistemas públicos de sanidad, educación o empleo”, recalcan las mismas fuentes, quienes insisten en que el Gobierno autonómico “ha diseñado un sistema que incluye la figura del jurista en los centros, que junto con las inspecciones del Servicio de Medidas Judiciales, y por supuesto las de la Fiscalía, garantiza el día a día de los menores que tiene acceso a la información y acciones que tengan que ver sobre sus derechos”.
De este modo, la mejor vía para recuperar para la sociedad al joven que cuenta con una medida judicial es la “apuesta por su inserción”, que se facilita mediante la obligación que tienen los chicos de incorporase a un programa educativo, laboral o de desintoxicación. Para ello, se confecciona un programa educativo individual, cuyo propósito final es la reinserción del joven. En 2013, en estos programas participaron un total de 617 jóvenes, de los que 36 logró un contrato laboral.

De forma paralela, tanto en internamiento como en medio abierto, se oferta a los jóvenes que cumplen una medida un conjunto de programas que, de forma integral, lo ayudan a atajar y superar los factores que le llevaron a la comisión de la infracción, “y se les acompaña en el proceso de maduración y autonomía necesarias para convertirse en adultos responsables y agentes activos en su realidad”, denotan desde la Dirección General del Menor, donde recuerdan que entre los diferentes programas desarrollados destacan las escuelas taller que se llevan a cabo en las islas de Lanzarote y en Tenerife, que ofertan las especialidades de Jardinería y Agricultura Ecológica y Mantenimiento de Edificios.

Terapia educativa

-Talleres de refuerzo escolar. Responden a tres necesidades: la primera, dar un apoyo al estudio a los jóvenes escolarizados que lo requieran; en segundo lugar, ofrecen apoyo a aquellos que abandonaron las escolaridad y se plantean retomar sus estudios y alcanzar un nivel adecuado para poder afrontar con éxito una nueva escolarización; y, en tercer lugar, orientan a los jóvenes en la preparación de pruebas como Graduado en ESO o el acceso a Grado Medio.

-Talleres prelaborales. Persiguen acercar a los jóvenes al trabajo en diferentes perfiles. Los participantes adquieren conocimientos, habilidades y destrezas, además de desarrollar habilidades laborales básicas.

-Educación en valores. Son actividades de concienciación, análisis y reflexión sobre actitudes y valores que mediatizan los comportamientos en el desenvolvimiento social habitual.

-Violencia de género. Este tipo de intervención profundiza y desentraña los elementos que están en el origen del uso de la violencia hacia las mujeres, en el caso concreto para prevenir que se reproduzca.

-Acciones terapéuticas. Son intervenciones de carácter, individual, familiar y de deshabituación de tóxicos.

-Orientación laboral. Se trata de talleres que se complementan con un programa de prácticas laborales.

“Pasamos de un modelo penitenciario a uno educativo”

El cambio en el modelo de intervención con los menores con medidas judiciales viene propiciado, fundamentalmente, por un cambio en el perfil de estos chicos, explica el director general del Menor del Gobierno de Canarias, José Gilberto Moreno, quien asegura que “antes estaban muy vinculados a la delincuencia, mientras que ahora suelen ser adolescentes de familias desestructuradas, con adicciones, que llegan a cometer pequeños delitos”. En este sentido, Moreno recuerda que hace una década la Fiscalía y la Dirección General acordaron establecer nuevas líneas de actuación para “favorecer la reeducación y la integración”. “El 90% pasa por los programas terapéuticos, siempre desde un modelo socioeducativo”, subraya José Gilberto Moreno, quien deja claro que “el modelo represivo ya no procede”.

En esta línea, el director general del Menor deja claro que instalaciones como Valle Tabares ya no tienen esa imagen de antaño, ni se han vuelto a repetir desagradables sucesos acaecidos hace unos años. “El pasado siempre deja huella, pero sucesos como aquellos también forzaron que hubiera un cambio de modelo de atención a la infancia en Canarias”, asevera.

“Pasamos de un modelo penitenciario o reformatorio a uno educativo, y fuimos los primeros en eso. Todavía quedan muchas cosas por mejorar, pero las estamos limando y creo que poco a poco esos procesos reeducativos reemplazarán a los de reforma. Intentaremos que esos menores con medidas judiciales puedan acceder a un vínculo afectivo y un desarrollo normalizado, eliminando así la institucionalización en un centro de acogida o internamiento”, insiste José Gilberto Moreno, quien opina que “hay una apuesta firme por el acogimiento familiar, para construir un nuevo futuro para los niños, para que crezcan con un vínculo afectivo directo”.