En la campaña para estas elecciones europeas apenas si nos hemos enterado de dos cosas: que el PP es machista, según Elena Valenciano, y que el PSOE ha empobrecido al paÃs, según Arias Cañete.
De lo demás, nada de nada. Ningún candidato nos ha explicado qué va a hacer él en Europa, ni las funciones que tiene el Parlamento al que se incorpora, ni los problemas que afronta la UE.
Según todas las encuestas, seguimos sin tener ni puñetera idea de qué nos jugamos en estas elecciones ni qué futuro nos espera. Por no saber, hasta ignoramos los nombres de los aspirantes a presidir la Comisión Europea. ¿Ha habido, pues, de verdad, una campaña electoral?
Lo único que ha interesado a los grandes partidos es difamar al adversario, aun a costa de aumentar asà nuestra ignorancia y nuestra confusión sobre lo que se cuece en Europa, sobre las competencias de la Unión y sobre los riesgos que nos amenazan, desde la exclusión y la xenofobia hasta un posible conflicto armado en medio del continente. Ahà es nada.
¿Y por qué, también, el silencio de aquellos españoles que han tenido un gran peso en la construcción europea -Javier Solana, Enrique Barón, Manuel MarÃn…- y que nos podrÃan haber ilustrado sobre el futuro colectivo que nos espera? Pues, sencillamente, porque han sido secuestrados por su partido para que no hagan pedagogÃa en vez de la demagogia con que se busca aturdirnos.
¿Con semejantes prácticas pretenden los partidos polÃticos que vayamos a votar? Pues sepan que por escasa que sea la participación electoral, aún es mucho más de la que merecen unos polÃticos tan impresentables como son los que tenemos.