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Repsol, Imaz, sentido común – Por Juan Manuel Bethencourt

   

Dentro del giro mayúsculo que están experimentando los acontecimientos del proyecto petrolero de Repsol en aguas cercanas a Canarias, con un derrotado evidente, el ministro Soria, y un ganador igual de obvio, el interés general del Archipiélago, hay otros movimientos que apuntan a un planteamiento más razonado y razonable de esta cuestión. Uno de ellos afecta incluso a la cúpula de la propia multinacional, tras el reciente nombramiento de Josu Jon Imaz como consejero delegado de la misma. El expresidente del PNV, en la actualidad presidente de la filial vasca de Repsol, Petronor, fue un verso suelto de la política en la mejor definición del término. Renunció a las ambigüedades propias de su partido en la repulsa al terrorismo de ETA, y llegó tan lejos en el esfuerzo reformista del nacionalismo vasco que su predecesor, el inmovilista Xabier Arzalluz, terminó por urdir una maniobra para sacarlo de aquel despacho, aun a costa de colocarlo en otro del ámbito privado, una jaula de oro desde la cual Imaz ha contemplado cómo uno de sus aliados, Íñigo Urkullu, alcanzaba primero el poder en el PNV y más tarde el cargo de lehendakari. Esta clase de detalles son importantes porque definen el perfil del nuevo lugarteniente de Antoni Brufau al frente de Repsol: un tipo dialogante, que entiende el hecho autonómico, militante de un partido que ya ha tenido que posicionarse sobre un proyecto de explotación de hidrocarburos en su territorio.

El Gobierno del País Vasco ha autorizado la extracción de gas de pizarra en su subsuelo, incluso mediante la controvertida técnica del fracking, pero lo ha hecho sentando ciertas bases elementales que se parecen mucho a los argumentos expuestos hace unos días por Paulino Rivero ante Mariano Rajoy: estos temas se debaten ampliamente, tanto políticamente como ante la sociedad, y no valen las prisas ni las decisiones unilaterales; y, en todo caso, los beneficios colectivos deben quedar muy claros, no en las nebulosas que tanto le gustan al ministro de Industria y aún líder del PP canario. Repsol, por boca de su presidente, se equivocó de plano al llevarse por Soria y venir a las Islas con la actitud del caudillo colonizador. Líderes con la calidad intelectual de Josu Jon Imaz recibirán, o eso esperamos algunos, el encargo de corregir tanto desafuero en beneficio de la legalidad, del Estado de Derecho, de la participación y del interés público. Es sencillo de entender, y ayer quedó claro en el debate del Senado; el PP, tras anunciar oficiosamente un acuerdo para la suspensión de los sondeos, se echó atrás y sufrió una quiebra en su unidad de voto. Pero, le guste o no a José Manuel Soria, sus presiones no irán demasiado lejos.

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@JMBethencourt