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La protesta contra Repsol se cuela en el Teatro Guimerá

   
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VICENTE PÉREZ | Santa Cruz de Tenerife

No solo en el discurso de Paulino Rivero. También en el exterior del Teatro Guimerá los sondeos de Repsol estaban presentes. Al comienzo de la ceremonia de entrega de los Premios Canarias, sobre las 20.30 horas, unas 150 personas se concentraron ante el recinto cultural chicharrero, ante una aún discreta presencia policial, cuyos pitos se oían débilmente desde la sala de actos.

Pero fue al concluir el evento institucional, ya con más de 400 manifestantes rodeando el teatro, cuando varias decenas lograron entrar en el hall aprovechando que el Cuerpo Nacional de Policía no había formado un cordón, y llegaron incluso hasta el propio escenario, todavía con gran parte del público en la sala y algunos de los premiados y autoridades conversando.

El cierre del acto institucional no terminó como estaba previsto, pues lo programado era la actuación de tres coros infantiles de voces blancas, cuya actuación se suspendió dada la magnitud de la protesta que circundaba el teatro, y por medidas de seguridad para la gran cantidad de niños que iban a actuar como colofón.

No hubo incidentes dignos de mención, salvo insultos que proferían algunos manifestantes a medida que iba saliendo el público, en un lento desfilar, que incluía a políticos de CC y PSOE, pero ninguno del PP, por lo que algunos cargos nacionalistas y socialistas no se dieron por aludidos con la reprimenda. Aunque sí cuando algún grupo coreó consignas contra PP, PSOE y CC, y otros también increparon al ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria.

Del PP solo se vio en el acto al subdelegado del Gobierno y a un concejal en La Laguna, pero poco más. Y es que muchos optaron por no ir ante la que se avecinaba. Era la crónica de una protesta anunciada, desde el momento en que la víspera del Día de Canarias, el Ministerio de Medio Ambiente había dado su visto bueno a la realización de los sondeos exploratorios de Repsol frente a las islas más orientales, y las declaraciones de Paulino Rivero y cargos públicos de CC y PSOE contra el Gobierno estatal habían caldeado el ambiente.

La mayoría de los manifestantes eran jóvenes, muy enfadados con la noticia de que la aprobación de la declaración de impacto ambiental favorable al proyecto de la multinacional petrolera en el Archipiélago.

Varias decenas de agentes nacionales, incluyendo una dotación de antidisturbios, logró retirar a los manifestantes unos metros de la fachada del teatro, en la que por momentos se proyectaba desde un edificio aledaño en grandes caracteres “No al petróleo”.

Los activistas portaban sobre todo carteles hechos a mano, uno de los cuales rezaba “Son nuestras islas, son nuestras decisiones” y “no al petróleo, sí a las renovables”. Alguna consigna de “independencia” también se escuchó, mientras ondeaban banderas independentistas. En ocasiones se coreó “referéndum” , en alusión a la consulta popular solicitada por el Gobierno canario. Otras frase muy oída fue la clásicas “el pueblo, unido, jamas será vencido”. Alguno tranvías tuvieron que detenerse, aunque el servicio no se interrumpió. La protesta se fue disolviendo sobre todo porque los concentrados no hallaban a nadie del PP como diana.