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La Escudería Drago homenajea a Miguel Ángel Domínguez Arias

   
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DIARIO DE AVISOS | Santa Cruz de Tenerife

Tras su refundación en el 2012, la Escudería Drago viene manteniendo una intensa actividad social y deportiva y ha puesto broche de oro a la temporada 2014 con este emblemático acto, tras haber celebrado el 1 de marzo la XVIII Subida de Juncalillo y el 30 de mayo “Día de Canarias”, en el Parque de Santa Catalina, la II Exposición de Vehículos Históricos, Clásicos y Deportivos.

En esta despedida de sus actividades hasta el otoño, la Escudería que preside el piloto Hilario Gómez logró reunir a medio centenar de afiliados. Hilario se felicitó por la excelente respuesta para arropar al popular ”Mike”, glosando su trayectoria el también DSC_0065expiloto Orlando Alonso, quien sorprendió al homenajeado invitando por sorpresa a sus hijos Juan y Miguel Ángel, que residen en Tenerife y Maspalomas.

Numerosas adhesiones, destacando la de la Escudería a cargo del vicepresidente Miguelo Montes entregándole un cuadro con artísticos dibujos de momentos de competición; el presidente de la Federación de Automovilismo José Víctor Rodríguez; Miguel Ángel Domínguez Hernández, organizador de los rallies Maspalomas e Isla de Gran Canaria y el historiador del automovilismo y directivo DSC_0099de la Drago, Pepe Monzón Júnior. Se proyectó un vídeo-recuerdo, elaborado por Iván Bethencourt, secretario de la Escudería.

Homenajeado

Miguel Ángel Domínguez estuvo arropado por varios de sus compañeros durante años en el equipo de competición, Juan Jorge Blanco, Jesús Jiménez y Maestro Paco Luna; comentando numerosas anécdotas y terminando con esta frase: “Este homenaje a superado todas mis expectativas y además han hecho posible que lo comparta con mis hijos. Ha sido extraordinario y lo llevaré siempre en mi corazón.”

Miguel Ángel Domínguez Arias “Mike”, simplemente recogió lo que ha sembrado: amistad, compañerismo, lealtad, saber ganar y perder siempre con el mismo talante jovial, buen humor, bonhomía… En definitiva, con su formación británica es un auténtico gentleman en todos los aspectos de la vida, incluso en su época de pilotaje con el volante a la derecha y su triunfal trayectoria en el golf, su otra gran pasión deportiva.

Durante la comida se revivieron numerosos recuerdos, anécdotas y hechos deportivos, tanto positivos como negativos, tal como le corresponde llevar a todo deportista en su mochila. Esas vivencias arrancaron a mitad del siglo XX con la familia Domínguez Guedes como importadora del Grupo Rootes, la compañía británica fabricante de las marcas Hillman, Humber, Singer , Sunbeam y más tarde Talbot (Talbot-Sunbeam, Talbot-Chrysler, Talbot-Simca, incorporándose en los años 70 la marca Mitsubishi con el desembarco de los japoneses en Canarias, así como los neumáticos Dunlop, entre otros artículos relaciones con el automóvil y el deporte del motor.

Debuta en 1964

Un deporte en el que “Mike” siguió rápidamente los pasos de su hermano Juan y en la temporada 1964 debutaba con un pequeño Hilmann Imp (la “caja de fósforos”) en las “5 vueltas de Agüimes”, esa especie de Targa Florio en versión canaria, siguiendo después -siempre con vehículos de la casa- con un Sunbeam Alpine 1725, el poderoso Sunbeam Tiger 260, un V8 de 4,3 litros con el logró su primera victoria , récord absoluto incluido, un 23 de septiembre del año 1967 en la histórica y hoy desaparecida del mapa “Subida a Tafira”. Siguieron más vehículos: Simca Rallye, Mitsubishi Lancer GSR, Talbot Avenger de Grupo 1 y Talbot Sunbeam Lotus.

Especialmente importante fue el Lancer GSR, una de las tres unidades del equipo oficial Mitsubishi que se trasladaba a disputar el Rallye Safari, prueba del mundial en Kenia, pero que un conflicto bélico llevaba a desembarcar estos vehículos en el archipiélago, siendo adquiridos por pilotos canarios, además de “Mike” por los tinerfeños Francisco Hernández “Pichote” y Juan Miguel Sarmiento. Unos vehículos irrompibles y cuya característica diferenciadora era el volante situado en el lado derecho.

Mitsubishi Lancer GSR, su primera victoria

Con el Mitsubishi Lancer GSR, Miguel Ángel Domínguez lograba sus primera victorias en rallies, el Islas Canarias y Ciudad de Telde, ambos mixtos, porque el Lancer era un coche específico para tierra.

Posteriormente, Domínguez tuvo la gran fortuna de adquirir un fabuloso Talbot Lotus oficial (modelo campeón del mundo en 1981 con Ari Vatanen-David Richards) directamente a su preparador Mike Little; además de varios segundos puestos, logró el triunfo absoluto en el II Rallye Isla de Lanzarote, temporada 1982.

Miguel Ángel pudo haber ganado muchas carreras, y sobre todo haber tenido menos golpes. Pero no le gustaba entrenar, él prefería disfrutar de la improvisación y no del rigor matemático de las notas.

De ese carácter bien pueden dar fe su fiel mecánico de toda la vida, Francisco Luna “maestro Paco” y los que fueron sus copilotos habituales: Juan Jorge Blanco y Jesús Jiménez “Chuchín”. Ocasionalmente tuvo navegantes en algún rallye a Juan Gutiérrez, Pedro Cullen, Fernando Ley, Francisco Guerrero “El Quijo”, José Manuel Marrero y Emilio Macías, que fue con quien se despidió de los rallies en un Villa de Santa Brígida, en cuya salida todos los participantes hicieron un pasillo para aplaudirle demostrando el afecto y admiración hacia un hombre que tan significativo fue para el automovilismo canario.

Faceta empresarial

Como empresario, fueron no pocos los pilotos que recibieron ayuda en sus programas deportivos, incluso los organizadores, como lo fue esta Escudería Drago que ahora le rinde homenaje. Ocurrió la temporada 1978, con su empresa copatrocinando con la marca Chrysler el Rallye de Maspalomas. En la entrega de trofeos no compareció -como era habitual- el interventor del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana con los cheques correspondientes a los diversos premios en metálico. Unos premios que fueron pagados con cheques personales de los escuderos Miguel Ángel Domínguez y Manuel de Aguilar, salvando el nombre del rallye y del automovilismo canario ante los equipos internacionales, nacionales y regionales. Se hizo en el anonimato absoluto, y si lo comentamos ahora es por añadir un dato a la caballerosidad del homenajeado.