En una variante de la frase clásica, a veces es mejor no estudiar nada y parecer tonto que estudiar y comprobarlo. Un dato: la gran mayorÃa de los ciudadanos españoles ha terminado esta semana de trabajar para el Estado y comienzan a hacerlo para sà mismos. ¿Trabajar para el Estado? Si. No es que seamos funcionarios. Es que durante 183 dÃas el importe de nuestro trabajo se entrega a las arcas públicas en forma de diferentes impuestos. Un trabajo del grupo de pensamiento Civismo, demuestra que un trabajador español con un sueldo de 24.00 euros destina 102 dÃas al año a pagar la Seguridad Social, 41 dÃas a pagar el IRPF, 25 dÃas a pagar el IVA, 11 dÃas a pagar impuestos especiales y 5 dÃas a pagar otros impuestos. En total seis meses de su trabajo, equivalentes a unos 16.000 euros, se pagan en cargas fiscales.
No sé si en el trabajo se contemplan los impuestos municipales y las llamadas tasas, que al final se han convertido en otra carga más sobre los lomos de las familias, pero los datos ya son suficientemente escalofriantes como para empeorarlos. Medio año trabajamos para mantener el quiosco. La mitad de nuestra vida laboral acaba en las redes de pesca de las administraciones públicas que encima han endeudado las cuentas públicas del paÃs por casi un billón de euros. Como no le da con que trabajemos para ellos medio año encima tienen que pedir dinero prestado. Es para mear y no echar gota.
Cada vez que escucho a algunos polÃticos de la ultraizquierda decir que lo que hace falta es más Estado, más estructuras públicas y más gasto, me echo a temblar. Me imagino que se trata de que miles y miles de zombies nos levantemos cada madrugada para acudir a las fábricas de producción estatales para trabajar todo el año a cambio de comida, reeducación y un cómodo mono azul, igualito para todos excepto para los dirigentes del gran proyecto comunitario.
Hasta esta semana hemos trabajado gratis para pagar el kinder polÃtico donde juegan a las casitas los que arruinaron el paÃs ayer, los que nos asan a impuestos hoy y los que quieren transformarnos en una república comunista mañana.
Es la legolandia española, donde nos deslomamos currando antes de que amanezca para escuchar discusiones sobre el modelo de Estado. Como si hubiera otro modelo que no sea ordeñar a los ciudadanos.