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La Laguna vivida – Por Ramiro Cuende Tascón

   

Me apasiona La Laguna el lugar donde más tiempo he vivido. No tengo especiales afanes, pero en el poco tiempo que queda después de dormir, soñar, comer, conducir, leer, reír, querer y amar, me gusta ser el protagonista de unas pocas horas de mi tiempo. Llevo días preguntándome la manera de aportar algo. A poco que sea, me parece una bella deuda.

La respuesta no me es fácil. Como siempre, queda la socorrida decisión de ser uno quien es, y confiar en que después de un buen baño de mar oleado, se despeje uno y fluyan las ideas ¡Menudo invento lo del sentido común!

Generalmente cometemos el error de dedicar muchas horas a trabajar, y pocas a la labor de pensar. En esta ocasión voy a practicar el derecho a confiar en uno mismo y a contar. Basar mis reflexiones en la “confianza”, y en la paciencia de los que leen estos, para mí, queridos soliloquios. Por cierto, no sé si saben, que no nos caben más amigos que los que se cuentan con los dedos de una mano, porque la amistad es tan grande y tan difícil de cuidar, que si fueran más que dedos no habría tiempo en una vida para atenderlos de la forma que merecen ¡Otra vez llega agosto!

A fuer de proponer, se me ocurre que La Laguna vive unas circunstancias que permiten confiar, soñar y ser libres. A los amigos les he dicho siempre que Canarias es una suma de maquetas de los paisajes del planeta. Y, que mi más vivida es la ciudad europea canaria.
Imaginen por un momento que son una pequeña célula de un ser mucho mayor que el envoltorio de su cuerpo. Amplíe la idea de forma exponencial y observe, si puede, la dimensión humana en relación al universo, al sol que nos achicharrará, y que empieza a churruscar, al imposible infinito. Hace falta más trabajo y más humildad. La arrogancia no es más que un síntoma de debilidad, la pobre coraza de la mediocridad.

Hoy desde aquí le propongo a San Cristóbal de La Laguna otorgar algo nuevo ¿Qué? Un nuevo premio que daría el municipio, por ejemplo, el 5 de junio de cada año, obvio. Al principio lo otorgaría nuestra ciudad, bajo la cobertura de las más altas instancias. El premio se lo otorgaríamos a ciudades limpias y comprometidas consigo mismas; con visión ambiental y respeto al paisaje y a sus gentes. Adquirirían la condición de ¡toma! Ciudades Patrimonio del Paisaje de la Humanidad y amigas de La Laguna” Para que se entienda mejor; responsables con la vida, cuidadosas de su mundo y de su herencia.
¡Comparta, no compita! Y, le deseo que entre con buen pie en la caló a base de mar.