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Puerto de la Cruz, de fiestas – Por Isidoro Sánchez García

   

De los doces meses del año Puerto de la Cruz vive en julio su mejor momento. Es un buen mes para celebrar fiestas en la histórica ciudad turística. Desde el punto de vista social, económico y meteorológico, ya que además está reconocida como el destino turístico más barato de todo el país, de la España del siglo XXI, y por ende, de Canarias. Quizás se deba a su edad, a su madurez, es decir a sus arrugas en la piel de la cara. Pero no nos engañemos, el viejo y decimonónico Puerto de Orotava es una joya escondida en la costa del valle de Taoro. Por ello fue elegido en los siglos de la Luces como cuartel general de geógrafos, naturalistas, geólogos y aventureros europeos que deseaban conocer el coloso de Tenerife y de Canarias, el Teide, y beneficiarse de las bondades del clima.

¿Por qué Puerto de la Cruz? Por su experiencia en el mundo del turismo, por su excelencia en los servicios y en el entorno, por ser un espacio especial. Lo ha venido siendo desde 1955 cuando el ministerio del ramo, dependiente de la administración española, le concedió el título de Lugar de Interés Turístico. Y eso que no se conocían bien las fiestas de la embarcación de la Virgen del Carmen y de San Telmo, en el martes especial de julio. Ni se habían inaugurado los jardines del Loro Parque, de Wolfgang Kiesling, en Punta Brava, ni el Lago de Martiánez, diseñado por César Manrique, en la costa portuense. Sólo se sabía la hospitalidad de los pescadores del Puerto, la belleza de los jardines y la benignidad del clima portuense. El Gran Hotel Taoro de finales del siglo XIX fue una muestra del interés privado por el turismo.

En este año de 2014, tuvimos la oportunidad y la suerte de asistir a dos actos portuenses del mes de julio. Uno de ellos fue con ocasión de la embarcación de la Virgen marinera del Carmen y del santo Telmo, el martes 15. La invitación que me formulara el amigo y pariente Juanma Reyes me permitió recorrer en barco la costa norte de la Isla. Desde Garachico, donde tenía atracado su barco, hasta Santa Úrsula, pasando por El Rincón, de La Orotava. Me di cuenta de lo diferente que es ver la Isla desde el mar, como lo es desde el cielo, y así lo plasmé en mi cámara fotográfica. ¡Impresionante! Y no digamos el espectáculo marinero de las falúas Nuevo San Ramón y el Vencedor. ¡Inolvidable¡

El otro acto tuvo lugar en el espacio marino del Lago Martiánez, en la tarde noche del viernes 18. Fue con motivo del II Memorial dedicado a la figura emblemática de César Manrique, un canario universal nacido en Lanzarote, la isla de los Volcanes. El festival musical que organizaron Amazig, primero, y Los Sabandeños después, fue de muchos quilates. La familia Manrique, venida exprofeso de Lanzarote, se emocionó con el recital de los chicos de Elfidio Alonso. Lo tengo claro: hay que vivir el Norte y el Puerto de la Cruz; es un rincón único.