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el dardo >

Pujol – Por Leopoldo Fernández

   

Estafador. Impostor. Mentiroso. Sinvergüenza. Embaucador. Farsante. Tramposo. Estos y otros epítetos por el estilo se repiten en comentarios, escritos y declaraciones para calificar la actitud del otrora intocable patriarca, fundador del partido Convergencia Democrática de Cataluña, presidente de honor de CiU, ex presidente de la Generalitat durante 23 años, padre del moderno nacionalismo del Principado y desde hace cinco años -en una deriva que, ahora empieza a entenderse, en el fondo trataba de ocultar sus corruptos manejos económicos- inspirador del independentismo sobrevenido de Convergencia y Unió (CiU). Ahora resulta que todo era verdad y que tanta negación, tanta querella perdida, tanto envolverse en la senyera, tanto confundir “ataque a Cataluña” con latrocinios y mordidas familiares del 3% -el “problema” que denunció Pascual Maragall siendo presidente de la Generalitat, pero que luego nadie quiso investigar en serio- tenía que salir a la luz por la indiscreción de un Falciani andorrano y el admirable empeño profesional de los periodistas de El Mundo.

De momento, sólo se habla del paraíso fiscal andorrano, de dinero andorrano y de una herencia andorrana, aunque ésta, negada por la ex novia del hijo mayor de Pujol, se halla pendiente de comprobación. Según dicho diario, estaríamos ante el amasijo de una fortuna aún no justificada de entre 600 y 700 millones de euros depositados en paraísos fiscales. Mucho dinero como para darlo por limpio. Ahí están los siete hijos de Pujol nadando en riquezas y negocios bajo sospecha. Más las prebendas y canonjías del hasta ahora molt honorable: una céntrica oficina en Barcelona con delegado, dos secretarías, chófer, administrativo, coche y 10.000 euros mensuales de por vida. Demasiado para un corrupto de armas tomar. Ya se han iniciado las primeras querellas, pero es de esperar que la Agencia Tributaria y la Fiscalía Anticorrupción empiecen a llamar a capítulo declarativo al propio Pujol y al resto de la familia. Y que el Parlamento, la Generalitat y las instituciones del Principado le retiren cualquier honor y beneficio. Quien tanto ha engañado durante tanto tiempo no merece sino el reproche de todos porque al final su comportamiento ha sido peor que el de un vulgar chorizo. Su confesión preventiva, las declaraciones complementarias de sus esposa y cuatro de sus hijos y la asunción de todas las responsabilidades del caso huelen a tongo, a montaje fabricado y bien fabricado para exonerar de cualquier culpa a toda la familia, teniendo en cuenta que, debido a su edad (84 años), resulta muy improbable que ingrese en prisión, en el caso de que fuera condenado a la pena de privación de libertad. ¿Cuántos Pujoles más quedan por descubrir?