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El albergue de Santa Cruz pone en marcha el régimen de sanciones

   
El Centro Municipal de Acogida es el único de este tipo que existe en la isla de Tenerife. / C. G.

El Centro Municipal de Acogida es el único de este tipo que existe en la isla de Tenerife. / C. G.

NATALIA TORRES | Santa Cruz de Tenerife

El Centro Municipal de Acogida comenzará a aplicar este lunes el que será el primer reglamento de su historia en el que, además de regular el funcionamiento del servicio prestado por el Ayuntamiento de Santa Cruz, también se establece el régimen de sanciones que se aplicará a los usuarios del mismo por el incumplimiento de las normas, entre ellas las relacionadas con el consumo de drogas, la incitación de peleas o portar cualquier tipo de arma. El castigo por el incumplimiento del citado reglamento implica la pérdida de derechos como usuarios en todos los casos, dependiendo del grado de la falta cometida el tiempo de aplicación de la sanción. Además, la norma establece que todas las personas que acudan a este recurso tendrán derecho a un itinerario de inserción personalizado, algo que ya se hacía pero que ahora podrán exigir los usuarios como un derecho. El documento, que ha estado en exposición pública tras su aprobación en pleno, no ha recibido ninguna alegación por lo que, trascurridos 15 días desde su publicación, entrará en vigor este lunes 18 de agosto.

Según detalló la concejal de Asuntos Sociales de la capital, Alicia Álvarez: “Estamos muy contentos porque no se ha presentado ninguna alegación lo que demuestra que es un reglamento que ha nacido del consenso”. Álvarez añade que lo que se pretende es “preservar los derechos de las personas que allí residen” puesto que las normas aplicadas hasta ahora no se apoyan en ningún tipo de régimen administrativo. “Esta situación nos ha enfrentado a situaciones difíciles porque tenemos que valorar donde acaban los derechos de uno y comienzan los del otro y más en un sitio en el que conviven 100 personas para dormir y muchas más durante el día”, añadió.
La propia edil de Asuntos Sociales reconoce que había “cierta impunidad” por no contar con una figura reglada a la que acogerse ante distintas situaciones vividas dentro del centro. Álvarez destaca que el reglamento no es sólo para los usuarios sino también para el personal del albergue, evitándose que puedan llegar a aplicar “normas desmedidas”.

En cuanto al régimen de sanciones, que es la parte sin duda más novedosa de este reglamento, se establecen tres tipos de infracciones: leves, graves y muy graves. Las primeras son las que tienen que ver con la alteración de la convivencia mientras que, entre las tipificadas como graves, están la sustracción de bienes o cualquier clase de objetos; causar daños en las instalaciones; promover o participar en peleas; o el consumo dentro del centro de cualquier clase de sustancia psicoactiva y/o alcohol así como su compraventa.

Entre las infracciones muy graves está el incitar, promover o participar en peleas cuando se produzcan daños a terceros; las actuaciones tendentes a ocasionar un daño a las personas; portar o exhibir armas, objetos punzantes o peligrosos; las represalias; o cualquier otra forma de presión ejercida en las personas.
Sanciones

Todas las infracciones implican la expulsión del albergue durante más o menos tiempo. Así, las faltas leves se sancionan con la privación de los derechos de usuario del centro por un tiempo no superior a tres meses. El castigo para las infracciones tipificadas como graves es la privación de los derechos de usuario por un tiempo no inferior a tres meses y un día ni superior a un año. Por último, las faltas muy graves suponen la privación de los derechos por más de un año o con carácter definitivo.

Más de 700 personas en el primer semestre

El número de plazas para dormir con las que cuenta el albergue es de un centenar y las mismas han sido ocupadas por 228 personas distintas durante los primeros seis meses de este año. Una cifra similar al mismo periodo del año pasado.

Mientras, las personas que han acudido al servicio de comedor que ofrece el Centro Municipal de Acogida ha alcanzado la cifra de 547. Según explicó la edil de Asuntos Sociales, en esta prestación se debe tener en cuenta, no sólo las personas sin hogar, alojadas o no en el albergue, sino también otras familias con problemas económicos que acuden al albergue a comer como apoyo a las prestaciones que ya reciben para, por ejemplo, evitar perder la casa. También existen servicios de lavandería, aseo o peluquería en el propio centro.