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Avales para recuperar el crédito

   
Patricia Hernández, el poder de la sonrisa y el valor de las ideas. / SERGIO MÉNDEZ

Patricia Hernández, el poder de la sonrisa y el valor de las ideas. / SERGIO MÉNDEZ

DOMINGO NEGRÍN MORENO | Santa Cruz de Tenerife

La naturaleza humana determina el carácter de la política y condiciona el comportamiento de quienes la practican. El conocimiento es la base del razonamiento o viceversa, que lo mismo da si la verdad no le cobra peaje a la libertad. En democracia se paga caro el desprecio de los valores. Tarde o temprano se pasa factura por las promesas que se extienden en talones sin fondos. La actividad pública está desacreditada porque los intereses privados especulan con los préstamos particulares y descapitalizan las cuentas de ahorros.

En las ventanillas de los bancos de ideas se forman colas para cumplimentar las hojas de reclamaciones. Entretanto, los agentes de cambio reparten bonos al portador canjeables por acciones nuevas de la cooperativa de la esperanza. En este periodo de crisis, los partidos viejos cotizan a la baja. Emiten papeletas convertibles para que la ciudadanía deposite votos de confianza en las urnas de la regeneración.

Después de la renovación en Coalición Canaria, el PSOE ha comenzado la recogida de avales para las primarias. En la oficina de armonización interior se han registrado Carolina Darias, Paquita Luengo, Patricia Hernández y Gustavo Matos. Alguien de estas cuatro personas verá premiada el 19 de octubre su inversión en investigación, desarrollo e innovación, con el compromiso de redistribuir la riqueza y de que no vivirá de las rentas.

El primero en insinuarse, hace casi tres años, y el último en inscribirse es el único varón entre los aspirantes a liderar la candidatura a la presidencia del Gobierno autonómico en 2015. El secretario de Política Municipal de la ejecutiva regional y director general con Luengo se presenta “sin padrinos ni hipotecas”. Ya sin coleta, Gustavo se suelta la melena y recorta flequillos.

Patricia le sonríe al porvenir y no se achanta ante la adversidad. “Se acabó pedir paciencia y dar excusas”, profirió en un hotel de Santa Cruz donde alojó sus anhelos de transformación social en compañía de unos efusivos simpatizantes que la animaron a no arrojar la toalla.

Unos apoyos “inesperados” son los que han alentado a la experimentada Paquita, una mujer “transparente, sin dobleces, cercana” y alejada de los prototipos convencionales. La consejera emplea una legítima estrategia que cuesta trabajo comprender.

A Carolina le han pegado la etiqueta de “delegada de José Miguel Pérez”, pero la portavoz del grupo socialista en el Cabildo de Gran Canaria aboga por la autonomía individual y defiende su derecho a ser ella.

El pasado pesado es más llevadero con un descargo de conciencia. Ligero de equipaje en un viaje de no retorno, Paulino Rivero renunció al maletín nuclear y se evitó la explosión de una bomba atómica. A su regreso al Parlamento después del traspié, al disgustado jefe del Ejecutivo canario no lo ejecutaron en la sesión de control. El PP estuvo hasta cariñoso con él. Asier Antona lo consoló de modo discreto, de tal manera que no pareciera una humillación. “Corrija el rumbo y no tire por la borda ocho meses de legislatura”, le aconsejó. “Ha sufrido una censura por instigar la confrontación y el enfrentamiento. Si nos hubiera hecho caso no estaría sentado como interino”.

Rivero se recompuso y enmendó la reforma fiscal que plantea la oposición mayoritaria: “Nuestro modelo está basado en la igualdad de oportunidades y la cohesión”. Aceptó el reto con el matiz de presionar a las rentas altas para sustentar el bienestar colectivo. Se impone la compostura, que tributa las ganancias.