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Los líderes latinoamericanos emulan a Chicote – Por Gerardo Daniel Settecase

   

No me gusta Chicote. Ni su personaje extremadamente agresivo y descalificador hacia el personal de los restaurantes que intenta ayudar, ni sus recetas. Pero al menos es ficción guionada. Lo que no es ficción, son las recetas culinarias de algunos líderes latinoamericanos que intentan ocultar con ellas el fracaso de sus políticas económicas internas, y su agresividad al imponerlas.

Como la de la presidenta de Argentina, Cristina Kirchner, quien al elevarse el precio de la carne vacuna, pese al gran stock ganadero, sugirió comer cerdo pues “¡mejora el disfrute sexual!”; la de Daniel Ortega, en una Nicaragua de iguales ventajas a las argentinas, quien pide comer iguana pues abundan libres; o la del boliviano Evo Morales para quien el pollo incita a la homosexualidad o el lesbianismo como si, de ser cierto tal estrambótico diagnóstico, ello convirtiere en enfermo contagioso aislable a tales personas.

Pero la mas insultante receta es la del venezolano Nicolás Maduro, pues afirma que en Venezuela todos están gordos pues crece su economía, no comen sano y abusan de la comida chatarra, en alusión a restaurantes de marcas estadounidenses a los que aumentaría impuestos. Afirmar esto, en un país con alta tasa de pobreza y un brutal desabastecimiento de productos de la canasta básica alimenticia, ofende la inteligencia de un pueblo que, ante tal situación, tarde o temprano no necesitará del ya escaso papel higiénico.

Agresividades y recetas culinarias presidenciales que conllevan diferencias con Chicote. Son realidades aplicables por la fuerza, mientras que lo del cocinero español es una ficción guionada que jamás incluiría ridículas sugerencias culinarias como las de sus émulos presidenciales latinoamericanos, quienes desprecian que muchos niños de sus países tienen idéntica hinchazón a los de Mali por inanición y no por opulencia. Y eso no es ficción.

gerardoctkc@gmail.com