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Mercedes Ortega: “Lo que me gusta es contar historias”

   
Mercedes Ortega

Mercedes Ortega es la autora de Cautivadas y Cautivas. / PATRI CÁMPORA (LA CASA DE LA PLAYA)

Por VERÓNICA MARTÍN

Mercedes Ortega es de esas personas que cree en el destino. Es muy espiritual y muy creyente. Por eso vio una pequeña señal el hecho de que le propusiera como lugar de encuentro para esta entrevista en el Parque San Telmo en Las Palmas de Gran Canaria. Cuando estábamos allí disfrutando de nuestra charla le comenté que mi primer recuerdo de su persona era como protagonista del largometraje Fotos y ella recordaba que su primera escena como actriz fue precisamente en esa plaza, “y no es un lugar al que venga con frecuencia”. Una casualidad que nos convirtió en cómplices de inmediato. Ella es espontánea, explosiva y sincera pero, también, muy reflexiva. Eso la ha llevado a pasar por ambos lados de la cámara. Sus últimos proyectos son más documentales y centrados en Sudamérica. En medio del Parque San Telmo hablamos de su amor por la realidad, por la televisión… y por la vida…

-Usted empezó en el mundo audiovisual como actriz ya que se hizo muy conocida por su papel protagonista en Fotos (1996) de Elio Quiroga, pero… ¿cómo empezó en este mundo?

“Desde pequeña siempre imaginaba que iba a ser actriz. Desde siempre mi cabeza ha estado intentando transformarlo todo. Me gusta mucho más la realidad que la ficción pero me gusta analizar y transformar eso que conozco. Desde que recuerdo, anhelaba ser actriz y para mi era una letanía constante, pero me parecía muy lejano y pretencioso”.

-¿Cuándo dejó de ser ese sueño lejano para convertirse en una realidad?

“Yo siempre lo tenía dentro, sabía que iba a buscar la oportunidad de hacerlo, aunque no lo decía mucho. Era algo innato, siempre supe que iba a ser parte de mi.A mi lo que me gusta es contar historias en diferentes soportes: en cine de ficción, en documentales, en televisión… a través de mis entrevistas o de mis protagonistas. Me gusta vincularme con el otro, me enriquece mucho. No me conformo con mi vida porque me parece muy pequeña, necesito nutrirme de los demás”.

-¿Cómo busca esas historias?

“Surgen porque quieres algo. Es como un radar… la gente termina buscándome a mí para contarme sus historias”.

-Me siento tan identificada… ¿le ocurre también que sin querer y en menos de tres minutos ya la otra persona le está contando su vida aunque estén en la cola del médico? (risas cómplices)

“La verdad es que eso me ocurre con frecuencia. Es un regalo pero, también como me implico tanto en todo, por otro lado muchas veces es duro porque te haces cargo de situaciones de los demás como si fueran muy cercanas a ti. Me es imposible no implicarme… quizá debería aprender…”.

-Dice que le gusta la realidad más que otra cosa… ¿ha dejado el cine de ficción?

“El cine tiene ese arte de transformación increíble y me gusta la experiencia de ese cambio pero a mi lo que me capturan son las historias reales; me conmueven”.

-¿Cómo cuadra esa búsqueda en los programas que ha presentado en televisión?

“En la televisión, empecé con programas como Enróllate o Mermelada de futuro que eran programas donde se le daba mucho protagonismo a los jóvenes. Era maravilloso. En realidad, he tenido mucha suerte con mis proyectos y tengo la sensación de que he trabajado para algo, que ha quedado un poso tras ellos. Además, he compartido mi vida profesional con personas extraordinarias”.

-¿Cómo se planteaba el programa De todo corazón que era quizá una manera de exponer interioridades en público?

“He tenido la suerte, también, de conocer una forma de hacer televisión que ya no existe. Éramos un equipo muy responsable de intentar cuidar al máximo que el programa no tuviera sensacionalismo, ni fuera amarillo. La idea era mostrar una realidad que ocurre en el plano más humano que existe en Canarias y de ayudar a las personas que se acercaban a nosotros. Era un programa de servicio público de tres horas en directo. Un programa muy valiente donde todos nos entregábamos para hacer algo que realmente sirviera de espejo de nuestras realidades. Este espacio me dio el pulso de lo que era un el entorno humano en el que vivimos nosotros”.

-¿Cómo se trazaban la línea para no caer en ese sensacionalismo?

“Éramos muy conscientes de que la línea no se puede rebasar por respecto, dignidad y profesionalidad. Lo otro no me parece moral. La tele que se hace ahora no tiene ningún tipo de tapujo…”.

-¿Nos hemos olvidado del pudor?

“Exacto. Se hacen programas sin pudor. Una de las cosas más bonitas que me han dicho de mi documental Cautivadas me lo dijo mi madre y era que todas o casi todas las protagonistas eran mujeres decrépitas, que han sufrido mucho deterioro en la vida, pero que estaban todas bellísimas en mis imágenes. Eso me emocionó porque yo siempre he querido dar voz a las mujeres que no tienen esos espacios para hablar porque no se imaginan que lo suyo va a interesar a nadie. Me preocupo porque esa voz se plasme con la dignidad que se merecen, que salgan con esa belleza a pesar de su dolor y de ser seres humanos machacados por la vida”.

-Pasó una etapa de su vida en Hollywood ¿cómo se vive desde dentro la gran industria del cine?

“Eso fue una cosa de las que me pasan a mi, que la vida me va llevando y voy fluyendo. El director Stuart Gordon me vio en el Festival de Sitges cuando llevamos Fotos y me dijo que tenía un papel para mí con Disney. Son cosas que no te crees mucho pero al poco tiempo me llegó el guión y empezó esa etapa, que fue muy curiosa. Hice dos películas en Estados Unidos y me vi metida en superproducciones. Me podía haber quedado porque tenía permiso de trabajo pero me vi muy sola y esa parte del mundo del cine me pareció muy compleja y no la llevaba nada bien”.

-Y… actualmente decide ser realizadora y directora de documentales de una temática muy dura como la vida de las mujeres en una cárcel mexicana (Cautivadas, 2013) o la que viven una vida de cautiverio (Cautivas, 2014) ¿Por qué?

“Hubo un momento de mi vida en el que necesitaba un cambio radical. México es mi segunda casa, me siento muy bien allí y en este momento de mi vida crucial donde todo cambia (algo que a todos nos ocurre) me propusieron trabajar desde una fundación para recaudar fondos destinados a las mujeres de la cárcel. Entonces empecé a visitar la prisión, día tras día, y me fui enamorando de las mujeres: veo todas sus problemas, veo que no tienen recursos, que están en una situación demencial. Entonces, se me ocurre junto a otra chica que conocí allí -y que ahora es mi 50%- tomar una serie de imágenes para la fundación. Tras rodarlas, me preguntaron por qué no aprovechaba este material para un documental… y de ahí surge el proyecto”.

-No es fácil rodar en una cárcel mexicana…

“Me dan permiso para rodar porque pertenecía a esa fundación. El documental realmente lo enfoco no a su vida en la cárcel sino en el proceso de vida de estas mujeres que, en muchos casos, aseguran que están mejor cautivas que en la calle”.

-De ese primer documental, Cautivas, surge el segundo trabajo: Cautivadas, ¿Qué quiere trasmitir con esta visión?

A partir de esa primera experiencia,me interesé mucho por las mujeres que viven aisladas. Cautivadas es la historia de cuatro comunidades de mujeres (prostitutas, maltratadas, indígenas y monjas) que que luchan por su supervivencia. Las indígenas y las monjas tienen muchos paralelismos y las mujeres maltratadas y las prostitutas tienen mucho en común. Tengo la percepción -quizá es una idea romántica- de que la fuerza emocional y el coraje de las mujeres es único y eso hace que estas comunidades sean especiales”.

-¿Es una idea romántica? ¿El día a día de la convivencia entre mujeres es distinto?

“Es cierto que la convivencia entre nosotras no siempre funciona, pero cuando lo hace es mágico y es una energía transformadora”.

-Entonces… ¿ha cambiado su faceta de presentadora por la de directora de documentales? Es lo que se llama ahora ‘reinventarse…

“Me he reinventado un montón de veces. Siempre parto de cero en todo y me gusta”.

-Quizá esto es solo para valientes…

“Hay gente que necesita muchos bastones, yo camino en la cuerda floja constantemente. Uno de los piropos más bonitos que me han dicho en mi vida me lo dijo Tarantino que me definió como una funambulista”.

-¿En qué proyecto anda metida ahora?

“He viajado mucho con Cautivas porque me han invitado a muchos festivales. Ahora voy a empezar un proyecto de largo recorrido por distintos países de Latinoamérica”.

-¿Siempre con mujeres?

“Me apasionan las mujeres por su capacidad para reinventarse, por su coraje inigualable y por su emocionalidad. Me parece que las mujeres tenemos mundos tremendamente complejos y, por lo tanto, tremendamente ricos”.