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Otro informe sobre la corrupción – Por Jaime Rodríguez-Arana

   

El informe anual del foro económico mundial sobre competitividad ratifica lo que mes a mes muestra el CIS y lo que en los últimos años reflejan los índices de Transparencia Internacional: que el Reino de España, por alguna razón será, tiene un serio y grave problema de corrupción. Es verdad que nos mantenemos en el puesto 35 -de 164 países analizados- a causa del rescate bancario y nuestro escaso papel en el escenario macroeconómico mundial. Por supuesto, suspendemos, y bien, en algunos aspectos de los que conforman el informe.

En efecto, suspendemos en confianza de los ciudadanos en los políticos, 2.2 sobre 7, uno de los peores registros del informe. También cateamos en el apartado relativo a “pagos irregulares y sobornos en contratos públicos y licencias”, con 2.9 sobre 7. España, según este informe dado a conocer estos días, es uno de los países que menos incentiva la inversión y el empleo a través de impuestos. España, por más que nos pese, es uno de los países en los que es más complicado acceder a un préstamo. También nos llevamos la palma, obviamente, en la eficiencia de la clase política, con una nota de 3.1 sobre 7.

En otros indicadores también estamos por debajo del aprobado: protección a la propiedad intelectual, ética y corrupción, independencia de la justicia, despilfarro en el gasto público, calidad del sistema educativo, relación de salarios y productividad, políticas de contratación y despido, o, retención del talento. Sin embargo, no suspendemos en todos y cada uno de los indicadores del informe. Obtenemos buenas calificaciones, sin embargo, en: ratios de escolarización, sanidad, o
infraestructuras, donde llegamos a 4.5 sobre 7. Sean datos exagerados o no, muestran una realidad conocida y que algunos han experimentado sobradamente. Se trata de un diagnóstico que refleja un país y una sociedad enfermos. No es solo un problema de los políticos, que lo es y muy grave, es un problema integral que nos afecta a todos como españoles y a España como nación. Nuestro país se merece mucho más, se merece que haya un grado razonable de independencia judicial, que el modelo educativo sea de calidad, que nuestros políticos, algunos lo son., sean personas comprometidas realmente con el servicio objetivo al interés general.

Los informes que se vienen conociendo en los últimos tiempos, son los que son. Radiografían un Estado y una sociedad necesitados de reformas en profundidad, no de meros retoques cosméticos. Mientras no se afronten, no todo es economía, seguiremos instalados en esta situación que mes a mes describen informes y análisis internacionales. Mientras no se tomen decisiones de calado como en otros países de nuestro entorno cultural, además de seguir como estamos, alimentaremos, que pena, movimientos y esquemas de corte totalitario que ya sabemos a dónde llevan. No hay más que mirar algunos países americanos. España precisa de políticas de otra dimensión para combatir el paro y la corrupción. En este ambiente de hondas transformaciones que precisamos ayudaría una reforma de la Constitución en la que se definan mejor algunas cuestiones como pueden ser, entre otras, los derechos fundamentales sociales, la estructura administrativa del Estado, la igualdad en la sucesión a la jefatura del Estado, la despolitización de la justicia, la composición de los órganos de relevancia constitucional.
Son tiempos fuertes que requieren decisiones firmes, de calado, de fondo.

*CATEDRÁTICO DE DERECHO CONSTITUCIONAL
jra@udc.es