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Alejandra Vallejo-Náguera: “La mejor terapia es una oreja amiga que nos escuche”

   
Foto DA

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JOSÉ LUIS CÁMARA | Santa Cruz de Tenerife

Profesora universitaria, escritora y divulgadora científica, la psicóloga Alejandra Vallejo-Nágera (Madrid, 1958) es una de las autoras más polifacéticas y didácticas del panorama nacional. Habitual colaboradora en radio y televisión, ha recibido numerosos galardones por sus obras de divulgación y pedagogía. Esta tarde participa en la segunda edición de las Jornadas Humanismo y Felicidad que organiza el Ayuntamiento de Garachico, un original encuentro que trata de poner algo de luz al actual panorama sombrío que pinta la crisis económica que azota el país.

-En su conferencia trata de explicar cómo acabar con los problemas antes de que estos acaben con uno. ¿Realmente es posible lograrlo?

“Por supuesto. Pensamos que ahora hay más problemas que los que había antes, cuando en realidad no es cierto. La historia de la humanidad demuestra que los seres humanos hemos tenido que superar problemas continuamente, y muchos de ellos muy graves, que atentaban contra nuestra propia seguridad y la de nuestros hijos. Me refiero a que pocas generaciones no han vivido una guerra, y curiosamente la de ahora es una de las que no la ha vivido. Y a pesar de todo tenemos los problemas que tenemos. Cualquier problema, del tipo que sea, es una situación en la que sentimos que no tenemos el control. A veces, es una situación que nos impone un colectivo que tiene mucho poder sobre nosotros; y otras son situaciones más cotidianas y habituales, más pequeñas, que se producen en el entorno de nuestro hogar. Pero todos los problemas exigen de nosotros que tengamos que acudir a los recursos necesarios para resolverlos lo antes posible, porque el cerebro humano está configurado más para evitar el dolor que para instalarse en la felicidad”.

-Pero quizá son malos tiempos para hablarle de felicidad a mucha gente, ¿no cree?

“Pues sí. Pero tiene gracia y es curioso que, pese al paro que hay, los estudios del Instituto de la Felicidad demuestran que, por ejemplo, el pueblo canario se declara el más feliz de toda España. Casi el 70% de los consultados se declararon felices. El mero hecho de sentir que, pese a las dificultades, a uno no le va mal del todo o que las personas conserven la alegría, la esperanza y la ilusión ya es un ejemplo para el resto de los españoles”.

-Es una época en la que está aumentando el número de personas que se adentran en el mundo de la psiquiatría y de la psicología con el objetivo de encontrar ayuda para afrontar los problemas…

“En el mundo de la psiquiatría quizá menos, porque se trata de una especialidad médica en la que una persona que se adentra tiene que estudiar mucho más que la mente humana. El caso de la psicología es distinto, porque estudia el comportamiento humano, las motivaciones, las razones por las que nos comportamos como lo hacemos, o cómo se puede dejar de sufrir. Los libros de autoayuda, pese a su mala fama, ayudan mucho y son una referencia interesante, porque en la mayoría de los casos los escriben personas que conocen el sufrimiento de otros seremos humanos, y cómo lo han ido superando, y dan claves que orientan bastante. Toda la información que aparece en Internet relacionado con esto y con el mundo de la psicología también ofrece recursos buenísimos para afrontar algunas situaciones. Pero lo realmente bueno es estar en contacto con amigos, familiares y personas afines que nos escuchen. En psicología hay algo que se denomina la ‘humanidad compartida’ que realmente funciona en países como España, donde no hay tanto pudor en contarle a alguien de tu mismo sexo o del sexo contrario cómo nos sentimos. Siempre hay una ‘oreja amiga’ dispuesta a escucharnos, algo que no ocurre en otros países, donde la gente está más sola a la hora de afrontar sus encrucijadas y tienen que luchar más en solitario para resolverlas”.

-Pero este auge también lo están aprovechando muchas personas para lucrarse a costa de los problemas de los demás, como pueden ser algunos que se autodenominan terapeutas y coaches, ¿no?

“Aunque hay casos y casos, en general no puedo ir en contra de los coaches, porque cubren un espectro de la conducta humana que no cubría la psicología. Los psicólogos clínicos están ahí para ayudar a las personas que sufren, cuando ese sufrimiento va en contra de la felicidad de la persona y de su entorno familiar. Pero había un ámbito intermedio entre la enfermedad mental y el sufrimiento y la pérdida de orientación en el establecimiento de prioridades, que no siendo una causa de sufrimiento profundo sí era una causa de malestar en la persona, especialmente en el ámbito profesional y de la empresa. Y ahí es donde aparece el coaching, como orientación en un sistema de prioridades para una persona sometida a mucha presión laboral, que le impedía conciliar la vida laboral y familiar. Los coaches ahí hacen una labor estupenda. Otra cosa son los coaches que no han recibido una formación para ser terapeutas psicológicos y tratan temas que no les corresponden. En esos casos, como los hay también en el mundo de la psicología o la psiquiatría, se trata de una irresponsabilidad”.

-Usted ha trabajado mucho con niños, sobre los que ha escrito algunas obras que han sido incluso traducidas a varios idiomas. ¿Cómo cree que están afrontando los menores la actual situación por la que atraviesan muchas familias?

“Los niños tienen una gran capacidad de adaptación y lo que realmente quieren es que sus padres les quieran. Mientras sea así, por muchas penurias que estén pasando, serán felices. Si viven en un entorno afectivo positivo, se sentirán seguros. Lo que realmente importa a los niños no es el bienestar material, sino la calidad de amor, afecto, apoyo y solidaridad que tienen sus padres con ellos, y lo seguros que esto les permite sentirse”.

-Entonces, quizá los adultos deberíamos aprender de esa felicidad de los niños, o reaprender a ser felices…

“La verdad es que es una utopía pensar que un niño es completamente feliz, porque se enfrenta a muchos desafíos de la vida, que exigen de él estar bastante estresado. Pero, lo que sí tienen los niños es una enorme creatividad. Y le ponen mucha pasión y afición a todas las cosas. De eso sí deberíamos aprender, porque los adultos hemos perdido la pasión por intentar cambiar las cosas”.