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La basura más peligrosa

   

DIARIO DE AVISOS | Santa Cruz de Tenerife

Si usted hace un ejercicio de retrospectiva tecnológica -o dada su juventud pide a un mayor que se lo haga- y se sitúa en su vida cotidiana 40 años atrás comprobará cómo la tecnología eléctrica o electrónica ha tomado posesión de su casa y de su trabajo hasta límites que en Santa Cruz de Tenerife se antojaban entonces de ciencia ficción.

En 1974, para comunicarnos a distancia sólo disponíamos de un teléfono fijo de marcación por disco o de una cabina en la calle; para alimentarnos y cocinar enchufábamos la nevera y, si acaso, una batidora; para hacer la colada recurríamos a la lavadora y de ahí iba todo a un tendedero. Es verdad que en muchos hogares ya había un televisor en blanco y negro y en ciertos más pudientes un proyector de cine aficionado. Un par de linternas, una radio de bolsillo, un secador de pelo y un mastodóntico equipo de ‘alta fidelidad’ completaban, en el mejor de los casos, el utillaje electrónico de una vivienda media. Y pare de contar.

El estudio de niños y jóvenes -o el trabajo de quienes lo hacían sentados ante una mesa- era casi igual de rudimentario. Los bancos sólo daban dinero en metálico por ventanilla y sus oficinas comenzaban a informatizarse con terminales que hoy decorarían cualquier museo dedicado al siglo XX. En algunas empresas se disponía de una ‘cosa’ llamada télex, una especie de telégrafo particular antecesor del telefax y luego del correo electrónico.

Un periódico, sin ir más lejos, puede que todavía viviera en el 74 en la ‘edad del plomo’. Los redactores trabajaban en máquinas de escribir y pasaban sus textos a un taller en el que eran de nuevo escritos en una linotipia, otra máquina de escribir (gigantesca) que convertía la letra del papel en una de plomo. Compuesta cada página, se montaba en un rectángulo de metal, luego sobre una pieza de plomo curvado y sólo entonces entraba en acción un aparato movido por electricidad -la rotativa- que imprimía, e imprime aún, La Opinión de Tenerife.

Pero como dijo el castizo, la ciencia avanza que es un barbaridad. ¿Y la tecnología? Igualmente. Tanto, que la basura electrónica -término que reúne todos los desechos en el que se convierte cualquier aparato movido por electricidad o que cuente con circuitos electrónicos- es el tipo de residuo que crece más rápido en el planeta, como vienen advirtiendo repetidamente los informes del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PSUMA).

En la terminología del tratamiento de residuos, la basura electrónica se incluye en los llamados RAEE, sigla que responde a residuos de aparatos eléctricos y electrónicos. Deje volar ahora su imaginación y piense con cuántos de estos dispositivos se relaciona un día cualquiera. Incluso cuando duerme, si lo hace confortado por una manta de calor.

Puede que hayamos oído el término a nuestros hijos porque en Santa Cruz de Tenerife los colegios públicos de enseñanza primaria disponen de contenedores para RAEEs como parte de su política de educación ambiental. Así, los niños conocerán desde pequeños la importancia de la separación selectiva y que cada residuo siga un correcto proceso de tratamiento.

Dónde debe acabar un RAEE
Cuando estos aparatos se desechan se convierten en residuos altamente contaminantes, por lo que debemos ser muy cuidadosos con su gestión. Si tenemos alguno de estos aparatos en nuestro hogar y ha acabado su vida útil debemos entregarlo en el establecimiento comercial donde compremos uno nuevo (está obligado a recogerlo sin coste alguno, siempre que hayamos comprado un aparato de características similares). Los equipos de informática u ofimática que tengamos en nuestro trabajo para uso profesional deberán ser retirados por un gestor autorizado o bien serán entregados a la empresa donde hayamos comprado uno nuevo.

Si usted forma parte de la comunidad educativa de un centro público de enseñanza primaria -como padre o madre, maestro o empleado de administración y servicios-recuerde que puede utilizar el contenedor de color rojo para desprenderse de RAEEs que no tengan un tamaño o peso considerable como teléfonos móviles, pequeños aplicativos de higiene y belleza (depiladoras, afeitadoras, secadores, moldeadores y planchas de pelo o cepillos dentales), alimentarios (batidoras, sandwicheras…) o de menaje (planchas y aspiradoras).

Otra opción para deshacernos de un RAEE es depositarlo en el punto limpio más cercano, que en el caso de nuestra capital está situado en la antigua cantera del barranco de Jagua (tomando la salida 5 de la autovía de San Andrés). No obstante en el límite noroccidental del municipio hay otra instalación similar (en la carretera La Cuesta-Taco, a la altura del barrio lagunero de Las Torres).

Si no podemos desplazarnos hasta un punto limpio -y siempre que se trate de electrodomésticos-, siempre es posible recurrir al servicio gratuito de recogida de enseres del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife con una simple llamada al 922 224 849. La página web santacruzlimpia.es ofrece información sobre el tratamiento y gestión de RAEEs. Y el Cabildo de Tenerife la facilita a través del número 900 305 000 y de los sitios reste.es y tenerifemassostenible.es.