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Dulce Xerach: “En el Parlamento de Canarias me sentí inutilizada. Fue cuando decidí dejar la política”

   

Por Verónica Martín

Dulce Xerach. | DA

Dulce Xerach. | PATRI CAMPORA / LA CASA DE LA PLAYA

Dulce Xerach Pérez es de esas mujeres que han pasado por la vida pública sin dejar indiferencias. Sus primeros 20 años de vida laboral han estado prácticamente dedicados a la política: ha sido consejera de Cultura del Cabildo; viceconsejera de este área en el Gobierno de Canarias y parlamentaria, entre otros cargos. Siempre ha sido centro de atención y de polémicas periodísticas y ciudadanas. Cada vez que anuncia una nueva actividad, las redes sociales se disparan… Ella es consciente de este fenómeno e, incluso, ha querido durante un tiempo alejarse de la vida social canaria.“¿Hasta cuándo una persona deja de ser político?”, se pregunta en esta entrevista. Lo hace mientras prepara su casa para su boda. Sí, se casa en estos días (por segunda vez y con el mismo hombre) en la iglesia que acaba de terminar en Tenerife su esposo: el arquitecto Fernando Martín Menis. Lo han hecho coincidir con el cumpleaños del fallecido Adán Martín Menis, hermano del novio y mentor eterno de la novia.

-¿Cómo es que decide casarse ya pasados los 40 y con el mismo hombre?

“Nos casamos en la iglesia de Los Majuelos que hizo Fernando y que el propio director del MOMA en Nueva York ha elegido como obra para exponerla allí, tras comprar la maqueta y los planos. Nos hacía ilusión hacerlo así, pese a que estamos casados por lo civil hace años. Queríamos hacerlo el día que nació Adán Martín porque él fue quien nos presentó…”.

-Parece que a pesar de la diferencia de edad (se llevan 18 años) Adán Martín tuvo buen ojo para hacer de celestino…
“Sí. Ha sido una vida muy interesante a su lado”.

-¿Cómo se metió en la política?
“Me metí muy joven y muy convencida. Cuando tenía 15 años me quería afiliar a ATI. Estudiaba en el Colegio Los Salesianos en La Orotava y allí, precisamente, se creó un primer núcleo del partido: la Agrupación Independiente de La Orotava (AIO). En ese entonces se sumaron Isaac Valencia -que era antiguo alumno- y los hermanos Isidoro y Paco Sánchez. Los de la asociación de padres estaban muy implicados en el proyecto y, algo muy curioso y hoy impensable, había mítines en la cancha de baloncesto del colegio. Con 12 años ya había decidido estar en política porque viví el Golpe de Estado junto a mi abuelo, que era comunista. Me quedé impactada con el proceso de valentía de Adolfo Suárez y del rey. Por todo eso, al cumplir los 18 años me fui a afiliar”.

-Teniendo un abuelo comunista… ¿Por qué ATI?
“Porque ATI cuando empezó no era de derechas”.

-¿Y ahora sí?
“Ahora, ni lo sé”.

-¿Qué le atraía de esas siglas?
“Era un movimiento muy de barrio, de arreglar las cosas… Me gustaba el equipo que había, cómo se movían. Sus dirigentes me llamaron porque querían saber qué pensaban los estudiantes… Me parecían los más vivos y sinceros en aquella época”.

-Eso fue como entró… ¿Y cómo salió?
“Toda esa energía que había en aquellos años 80 cuando empecé a vivir ese mundo, ese trabajar por amor a los demás… se fue perdiendo poco a poco. Al principio, empezaron mis primeros techos de cristal… Por ejemplo, en la Universidad tenía mucho mejor expediente académico que algunos de mis compañeros como José Manuel Bermúdez o Javier González Ortiz y veía que ellos tenían cargos públicos antes que yo. Empecé a darme cuenta de que la cualificación no servía de mucho”.

-Y eso… ¿cree que tuvo que ver con ser mujer?
“No lo se a ciencia cierta. Yo nunca tuve hijos para demostrar que hay techos de cristal aunque no tengas hijos, aunque tampoco me gustaba ser madre”.

-Ahora está alejada de la política pero perteneció al equipo más cercano a Adán Martín. Mucha gente que trabajó a su lado lo recuerda como una persona excepcional, ¿por qué?
“En ese momento no me di cuenta de lo importante que era trabajar junto a él. Como dice el periodista Francisco Pomares, vivíamos ‘en el mundo de Camelot’. Fue el momento político más maravilloso que ha vivido la democracia en Canarias. Y lo dice cualquiera que se haya acercado a él. Luego, el batacazo cuando llegó Ricardo Melchior fue monumental. No se parecían en nada y ese mundo de Camelot desapareció de golpe”.

-¿Qué hacía de Adán Martín alguien tan especial?
“Tenía una visión del mundo muy abierta, no se cerraba a nada. Siempre intentaba sacarte lo mejor que tuvieras. Escogía los equipos más diversos y sabía que podían chocar en cualquier momento… Sabía escuchar y diferenciar lo importante de lo urgente, aunque no se olvidaba de lo primero. Te podía pedir toda la entrega del mundo, porque él daba más. Vivías para el trabajo pero era tan apasionante que éramos felices. Y eso se trasmitía a la gente de la calle, había una sensación de que se podía dormir tranquilo porque estaba Adán Martín detrás…”.

-¿No cree que lo tiene idealizado por haber fallecido?
“No, no es idealización. El tiempo que estuve con Ricardo Melchior como presidente del Cabildo es cuando entendí la diferencia y me di cuenta de lo excepcional que había sido aquel período con Adán Martín, que luego tuve la suerte de repetir en el Gobierno… Si no fuera por él, me hubiera ido mucho antes de la política”.

-¿Cuando se rompió el amor con la política?
“Cuando entré en el Parlamento fue una ruptura definitiva. Me sentí inutilizada, veía cómo se desperdiciaban los talentos de esas 60 personas que estaban ahí. Pasé de la acción total a la inacción e, incluso, tuve que vivir cómo mi grupo político me impedía hablar de Cultura, que es donde yo tenía experiencia. Estuve los cuatro años en el Parlamento de Canarias porque me había comprometido con Adán Martín de que lo iba a hacer, pero… ¿cómo es posible que me pusieran en la portavocía de empleo sin yo saber de eso? Es una pena que la democracia haya degenerado tanto, porque con un buen Parlamento las cosas serían diferentes”.

-Es evidente de que no quiere volver…
“Rotundamente no. Nunca se puede decir nunca jamás pero, ahora, lo veo muy lejos e indeseable. Mi paso por la política tuvo momentos magníficos y aprendí casi todo lo que sé, pero no solo por la vida pública sino porque me tocó una época espectacular”.

-Sin embargo, la mayor parte de su vida laboral ha estado en la política… no ha tenido que ir con su curriculum vitae a buscar trabajo…
“No es así exactamente. Trabajé siete años en el mundo privado. Soy abogada y estuve en un bufete primero y, luego, fui técnico de la Consejería de Economía y Hacienda”.

-¿Enchufada?
“No. Y tenía opción de quedarme allí y obtener una plaza, pero lo dejé todo por la política”.

-Una vez que pasa usted 20 años en cargos públicos, ¿le cuesta volver al mundo privado? ¿Cómo fue esa transición?
“Me tuve que reciclar. Tuve que volver a estudiar porque muchas leyes habían cambiado e hice un máster en la UOC y un doctorado en Arquitectura en la Universidad Europea de Madrid. Precisamente, mi primer empleo fue allí dando clases de Patrimonio Cultural. Después, la Fundación Bankinter para la Innovación me captó para participar en el Proyecto Akademia y, ahora, pertenezco a ese claustro que forma un grupo de profesionales muy variado con una visión de la vida muy innovadora. También fui profesora en un máster de una escuela de negocio en Madrid. Tras todo esto, cuando pensé que había pasado suficiente tiempo, volví a Tenerife”.

-La han acusado de usar su vida política anterior para forjarse su actual camino laboral, ¿qué hay de verdad en esto?
“La manga me vino de la propia Universidad Europea. Ellos son muy de formar equipo con sus alumnos porque conocen bien cómo funciona el sistema por dentro. Por eso, desde mi vuelta, doy clases en la Universidad Europea en La Orotava”.

-¿Cómo llega a ser profesora en Hong Kong?
“La Universidad Europea tiene un programa para apoyar que sus profesores tengan estancias en el extranjero. Por esto, me surgió la oportunidad de ir a la Hong-Kong University con el objetivo de profundizar en un estudio de varios profesores y cuya investigadora principal soy yo bajo el nombre de Cultura y vulnerabilidad social en territorios insulares: Tenerife, Hong-Kong y Singapur”.

-Siempre recuerdo una anécdota que me contaron de Manuel Hermoso, en la que, tras dejar la presidencia, se subió a un taxi y se dio cuenta de que no tenía dinero para pagar. ¿Le pasó algo así tras bajarse del cargo?
“Sabía que después de 20 años retirada de la vida profesional me iba a costar mucho. Mi curriculum académico estaba muy obsoleto y justo me tocaban los años más duro de la crisis. Entonces, decidí seguir formándome y me encanta lo que estoy haciendo ahora, aunque es duro. La vida real, fuera de la política, es otra cosa. Adán siempre decía que había que hacer bien lo que tenga que hacer y eso es lo que hago”.

-¿Cómo se siente cuando es objeto de tanta crítica?
“Al principio me dolía más, pero he aprendido a valorar las críticas en función de quien vengan y de los argumentos que esgrima, porque es cierto que a veces me equivoco…”.

-En eso pasa lo de sus botas de agua de Moshino el día que se había anunciado una gran tormenta… ¿cómo explica que un tuit como ese se convirtiera en la gran polémica social? ¿Se arrepiente?
“No me arrepiento de nada. Era una broma más. En esos días, las redes estaban llenas de chistes con respecto a la llegada del agua, ¿se acuerda de eso de el agua está llegando a Taco y se veía un taco en un lavabo? Pues lo mismo. Me pareció increíble que saliera hasta en los informativos de Cuatro para toda España. Lo peor es que este tipo de cosas dañan tu reputación y da la impresión de que tu vida entera es así, como una broma”.

-¿Por qué cree que su ‘broma’ pareció peor que las demás?
“Porque soy expolítica y mi pregunta es: ¿Cuántos años hacen faltan para convertirse otra vez en un ciudadano después de la política?”.

-No cree que esta crítica tiene que ver con la desigualdad social y con la lucha de clases. Gente que no tiene nada y que vea como otros lucen un calzado tan caro…
“Me costaron 50 euros y las compré de rebajas. Fue una broma sin importancia, el que lo haya querido ver de manera diferente, es su problema”.

-Quizá su imagen de ‘pija’ le pasa mucha factura…
“Es verdad que me gusta vestirme bien. No iba a ser viceconsejera de Cultura yendo con vaqueros todo el día, tenía que guardar una cierta imagen. ¿Pija? Soy de Tacoronte y cuando era pequeña las calles no estaban ni asfaltadas. Ahora me importa solo lo que piense la gente que quiero o la que respeto. Me ocurre, por ejemplo, cuando Juan Cruz criticaba mi política cultural pero no hago caso a críticas de personas que no tienen ni idea de lo que está hablando”.

-De su gestión… se podría hacer repaso de algunas obras como el Auditorio Adán Martín, TEA Tenerife Espacio de las Artes, Canarias Cultura en Red… ¿De qué se siente más orgullosa?
“Lo que más me emociona es un proyecto pequeño que es la red de escuelas de música, de manera que canarios desde los cuatro años pueden estudiar música. Otra cosa que abordamos con pasión en el Cabildo de Tenerife fue la recuperación del Patrimonio Histórico de la Isla, que estaba realmente mal. Y, por supuesto, el TEA, ya que me siento muy orgullosa de haber participado en la idea de crearlo”.

-¿Qué le parece el contenido del TEA?
“El momento histórico que ha vivido Cristóbal de la Rosa (actual responsable insular del área de Cultura) ha sido muy difícil para apostar por otro contenido. Pero es un edificio tan potente que se podrá recuperar tras esta crisis. El Auditorio siempre lo he considerado más una idea de Adán Martín que mía y, luego, está El Tanque, que es un espacio fantástico”.

-Ahora es usted presidenta del Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife como sucesora de Miriam Durango. Es conocido que son amigas, ¿será una gestión continuista?
“Que somos amigas es una realidad. Yo no la voy a criticar, pero mi idea es diferente a la actual gestión. Pero en esto hay incluso una leyenda urbana que dice que yo la puse a ella de presidenta cuando era viceconsejera, cuando ninguna institución puede hacer esto porque al presidente lo eligen los socios. Durango dejó la institución saneada pero se verá en un tiempo cuál es la visión de la nueva junta. Hemos decidido hacer una transición ejemplar y mantener la programación que ella había marcado hasta enero. El plan de trabajo de 2015 lo presentaremos en diciembre. Queremos estar abiertos a los cambios de la sociedad y promoveremos mucho la participación. No puede ser que el socio más joven tenga 39 años”.

-¿Por qué decide ser presidenta del Círculo?
“Fue algo que me pidieron y dije que sí”.

-¿No tiene salario?
“No. Nunca lo ha tenido. Solo cobra la persona de la entrada y el que hace los montajes. Allí se va a dar, no a recibir”.