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PUERTO DE LA CRUZ >

La pesadilla de vivir entre ratas

   
No pueden dormir al escuchar el ruido que hacen en la trampa. / DA Las palmeras sin podar son la principal vía de acceso a su vivienda. / DA Las palmeras sin podar son la principal vía de acceso a su vivienda. /  DA
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Las palmeras sin podar son la principal vía de acceso a su vivienda. / DA

GABRIELA GULESSERIAN | Puerto de la Cruz

Se levantan casi todas las noches por el ruido que ocasionan, pero cuando se dan cuenta, la pesadilla de estar entre ratas coincide con la realidad que viven desde hace casi un año. La vida de la familia Méndez cambió en noviembre del año pasado al comprobar que entran las ratas desde la vivienda aledaña a su casa, ubicada en la confluencia de la avenida de Familia Betancourt y Molina y la calle de Doctor Pisaca, en Puerto de la Cruz.

Desde entonces, no pueden dormir y tienen las puertas y las ventanas prácticamente cerradas por temor a que entren, como le ha ocurrido en varias ocasiones. “Hemos pasado un verano horrible. Tenemos miedo por las cosas que tocamos y por si el animal se nos revira cuando intentamos sacarlo”, confiesa una de sus integrantes. En su caso, “no pega ojo por la noche y se levanto a cada rato cuando escucha ruidos esperando que la trampa se cierre”, relata desesperada a este periódico.

Días atrás tuvieron que matar a una con una escoba porque no la podían sacar de adentro de la casa. En otros casos, han tenido que ahogarlas después de que caen en la trampa con todo lo que eso supone. El fin de semana batieron récord: tres en un día. “Es una verdadera plaga”, insiste. Su problema comenzó hace más de un año aunque hace varios se asentaron en el inmueble, de propiedad privada, y conocido como el antiguo casino, okupas que lo dejaron en muy malas condiciones, sobre todo, por la cantidad de basura acumulada que recién se retiró en junio tras insistir varias ocasiones. Sin embargo, el foco del problema sigue estando porque los dueños no contaron las palmeras, que invaden su vivienda y que constituyen la principal vía de acceso de los roedores, ni tampoco fumigaron, pese a que los dueños así se lo prometieron en dos ocasiones. “Todo quedó en una promesa porque todavía seguimos esperando”, asegura.

Su desesperación ha llevado a la familia a dirigirse a los responsables municipales, quienes le dijeron que al tratarse de una propiedad privada no se podía intervenir, “aunque sí pueden abrir un expediente sancionador”, precisa.

La concejal de Sanidad, Antonia Domínguez, explica que desde el Ayuntamiento primero se envía un requerimiento a los propietarios y en caso de que no respondan en el plazo establecido se procede a la sanción. “Sabemos que las cosas de palacio van despacio pero mientras tanto los que sufrimos somos nosotros”, insisten.

Los miembros de la familia Méndez se han convertido en verdaderos expertos en luchar contra las ratas. Debido a la “pasividad” de los responsables de esta situación, se han visto obligados a buscar información sobre cómo combatirlas, los diferentes tipos de trampas y venenos y los alimentos que deben ponerles para que “muerdan el anzuelo”.

También desde la Concejalía de Sanidad les han proporcionado algunos elementos y les aconsejaron las medidas a tomar. Incluso, tienen videos y fotos que atestiguan el calvario que viven hace doce meses y que les supone un importante coste económico ya que han tenido que adoptar otras decisiones, como poner rejillas en determinadas zonas de su casa, sellar otras y cambiar de venenos y trampas para buscar los más efectivos.

Saben que su vivienda no es la única afectada por esta plaga pero por el momento, esta familia es la única que ha querido denunciar este problema. “Somos ciudadanos que pagamos religiosamente nuestros impuestos y no tenemos derecho a vivir así”, sostienen.

Lo único que piden es que los dueños del inmueble contiguo se responsabilicen de cuidarlo y mantenerlo, porque la situación les afecta día a día y les impide llevar una vida normal. “Vivimos en una cárcel en nuestra propia casa”, aseguran.