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“En la película de Penélope Cruz me dijeron que saliera con pañuelo y me negué”

   
Hilda Siverio muestra su sonrisa eterna con la que combate al cáncer. / PATRI CÁMPORA

Hilda Siverio muestra su sonrisa eterna con la que combate al cáncer. / PATRI CÁMPORA

VERÓNICA MARTÍN | Santa Cruz de Tenerife

Hilda Silverio es de esas mujeres con las que quedas a tomar un café para hacerle una entrevista y te dan ganas, de forma inmediata, de invitarla a tu próximo cumpleaños. Es alguien que trasmite energía y con la que dan tantas ganas de reír como de llorar. A ratos. Como somos muchas mujeres. Vitales pero sensibles. La historia de Hilda es de esas dramáticas que pueden convertirse, perfectamente, en el argumento de una película (de hecho, en parte lo será…) pero también es la imagen perfecta de cómo dar la vuelta a una realidad dura para transformarla en una sonrisa. Sería una tragicomedia con la que te partirías de risa en medio de una quimioterapia. Ella es así. Es un ejemplo de que en un año la vida de una persona se puede transformar de tal manera que nada vuelva a ser igual. Pero también de que la actitud es esencial para lograr que todo se transforme. Hace un año, su hermano murió. Fue un gran jarro de agua fría para su familia. Justo en ese momento, ella embarazada de cinco meses y descubre su cáncer de mama. Y toma la decisión más valiente de todas: esperar a que el bebé pueda nacer antes de empezar con un tratamiento. Su bebé es un regordete divertidísimo que destroza revistas mientras empieza a gatear por la casa. Y se llama Richard, como el Richard que se fue hace ya un año. Para este artículo, Hilda Siverio fue asesorada por The Concept Boutique&Coffee quienes le prestaron algunas de las prendas que lució en la sesión de fotos que Patri Cámpora de La casa de la playa realizó exclusivamente para DIARIO DE AVISOS. A todas las que hemos contribuido a este momento, ya nos tiene en el bote. Les aseguro que a ustedes, lectores, también lo hará. Hilda anima a mucha gente con su página de Facebook que empezó casi como una broma y ahora recibe mensajes de muchas personas que lo están pasando mal. “Empecé un día que me sentía fatal, me miré al espejo y me vi tan mal que me metí en el baño y me maquillé. Cuando mis hijas me vieron así, me dijeron ‘mami, ya estás bien’ y les dije que había ido al baño y había tirado por el water la enfermedad. Subí la foto vestida con un tutú de Carnaval verde esperanza y tuve 37.000 visitas. Entonces, se creó la cadena ‘tira de la cadena para que la mierda del cáncer se vaya”, narra.

-¿Cómo se lleva esa transformación corporal que se sufre en un momento así?
“Es duro verte en un espejo. Estás mutilada. Te han cortado la piel y tienes un tajo desde la mitad de canalillo y… asumes que has cambiado tanto. Soy una mujer muy coqueta y mi sello de identidad siempre fue mi escote. Mi padre me llamaba la atención por enseñar mucho y yo siempre presumía y le respondía que ‘lo que se iban a comer los gusanos que lo disfrutaran los cristanos’… Ahora no me afecta la cicatriz, me afecta el pecho que aún tengo porque ese hay que operarlo. Aunque hay otra cicatriz en el alma que esa me duele mucho más…”.

-Usted se ha convertido en un fenómeno en las redes sociales con su página de Facebook Sácale una sonrisa al cáncer’.. ¿cuándo descubre que padece la enfermedad?
“Yo estaba embarazada de cinco meses… ¡a mis 43 años!”.

-Rebobinamos… ¿Cómo es que a esa edad se le ocurre la valentía de tener un hijo?
“Sí. Eso también tiene historia. Yo estuve casada 21 años con el padre de mis dos hijas mayores (de 12 y 7 años) y tuve una relación que se rompe hace cuatro años, aunque ahora nos llevamos estupendamente y con el que ahora me llevo estupendamente. Fue una decisión brusca y lo pasé mal pero, luego, se cruza en mi vida mi pareja actual que es maravilloso y quien ahora está a mi lado cuando no puedo ni caminar… El hecho es que me quedo embarazada y algo me dice dentro de mi que ese bebé sería necesario en mi familia, que iba a traer una luz especial. Mi pareja tiene otro hijo pero quería volver a ser padre y yo siempre he sido muy madraza… pues el bebé vino y sabía que tenía que tenerlo”.

-Y… con cinco meses de embarazo descubre que tiene cáncer de mama…
“En mi familia ya ha habido otros casos de cáncer, así que en cuanto un día en la ducha me noté un bulto duro en un pecho… enseguida supe dentro de mí que se trataba de cáncer. En ese momento tenía claro que tendría que radiarme… mi intuición me decía que lo que tenía era malo y decidí callarme, no quería que me obligaran a abortar. En ningún momento me lo cuestioné…”.

-Además, coincidió con el fallecimiento de su hermano…
“Era un momento muy duro para mi familia: para mis padres y mis hermanos. Sabía que el niño tenía que nacer porque iba a ser el apoyo de todos. Se había ido una vida y el hecho de que otra llegara era importante para la familia. Se llamaría Richard como mi hermano”.

-¿Cómo logró callarse algo así?
“Lo sabíamos solo mi médico y yo. A mi pareja se lo dije cuando ya tenía 36 semanas. Nunca pensé que tendría la paciencia de callarme algo así, pero con todo el dolor que había a mi alrededor en ese momento, era lo mejor. Intentaba sacar de tripas corazón. Cuando el bulto comenzó a crecer, ya mi médico me dijo que no había marcha atrás, que tenía que tratarme. El 4 de enero me citó para recoger las pruebas y ya con lo que tenía -cáncer en ambas mamas con metástais- no podía esperar: me tenían que provocar el parto”.

-¿Y entonces?
“Me fui a hablar con mis padres y me fui a La Residencia… Yo era la que estaba más floja, la que estaba embazarada y cada vez veía peor a mis padres y a mis hermanos. Pero, cuando fui a su casa, todos dijeron ‘ya no podemos ayudar a tu hermano, no podemos hacer nada por él pero sí por ti’, así que no nos quedaba otra que sacudirnos y tirar para alante. Tenían que intervenirme rápidamente pero el bebé necesitaba aún madurar un poco más, así que me citaron para el día 7 de enero… en esos momentos, tres días más pueden ser mucho para un bebé”.

-Menudos Reyes…
“Tremendo. Saber que el bebé iba a nacer pero que al mismo tiempo empezaba mi tratamiento. Encima yo no quería hacerme cesárea sino que el niño naciera natural”.

-¡Qué cabezota!
“Sí. Bruta y maga… Yo había tenido las dos niñas sin nada. Me inducieron el parto con oxitocina, pero no dilataba así que me lo tuvieron que parar para descansar porque no podía más. Estaba cansada de tanto llorar. Era más el cansancio psicológico”.

-Pues tuvo que salir bien… porque ahí está ese regordete…
“Sí. El niño salió con más de 4 kilos y 52 centímetros. El parto fue maravilloso, muy emotivo… Mi hermana y mi marido me acompañaron en el parto y mi hermana Carlota cortó el cordón umbilical. Fue muy especial porque sabíamos que cuando naciera el niño, enseguida iban a empezar con la terapia para el cáncer”.

-¿Cómo empezó el tratamiento?
“Recién dada a luz, me fueron a buscar con una silla de ruedas. Y yo les decía, ‘de eso nada, yo voy caminando’ y los celadores se meaban de risa. El niño se tuvo que ir a casa de mi hermano para empezar yo con lo mío y fue duro porque no podía darle de mamar, cuando a mis hijas les di durante dos años y medio. La operación era complicada porque en las pruebas se vio que eran dos tumores en la mama izquierda y otro en la derecha y con micrometástasis. Aún estaré mucho tiempo más de tratamiento y me tienen que volver a operar”.

-Tiene unas hijas de 12 y 7 años, ¿cómo se les cuenta a unas niñas que su mamá tiene cáncer?
“Las niñas en el proceso de la operación se fueron con el padre. A mis hijas las senté y les expliqué lo que pasaba. Tomé la decisión de decirles la verdad porque cuando les mientes, ellas pueden pensar que es más de lo que es. Lloraron porque les expliqué que se me iba a caer el pelo y hasta me preguntaron si me iba a morir…”.

-¿Cuándo empezó a darle la vuelta a la tortilla y ponerle ‘una sonrisa al cáncer’?
“Desde siempre. Desde un primer momento, todo lo he vuelto una broma, un vacilón… es mi carácter de toda la vida. Como paciente nunca me he quejado, siempre he tenido buen humor… Me vi incluso con mi bebé hospitalizado por un pequeño problema renal que superó y yo sin moverme de allí. Cuando el niño salió, empecé la quimioterapia. Mi ánimo era tal que mucha gente se acercaba en el hospital solo para darme un abrazo. Mi marido me dijo el otro día ‘tienes más cojones que un burro’ y es así y no es un papel para la calle. Yo esto del cáncer me lo como con papas, lo único que me hace venirme abajo es la muerte de mi hermano”.

-Y… entonces, llega cuando se convierte en actriz junto a Penélope Cruz para la película Ma Ma de Julio Medem. ¡Cuente!
“Fue muy gracioso porque me habían dicho en el Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria que se iba a rodar una película y que los guionistas habían estado buscando historias de casos y uno de los que más les había llamado la atención era el mío. Yo, entre bromas, les dije que si tenían que usarme de actriz que lo hicieran. Entonces, se pone en contacto conmigo la productora para que me presente al casting. El problema es que me pillaron en medio de la quimioterapia y estuvieron una semana intentando localizarme sin éxito. Cuando me llamaron, estaba en un día de esos horribles y solo de la idea de que al día siguiente iba a rodar, me levanté y me puse las pilas. Me dio un chute de adrenalina”.

-Y… de ahí a hacerte amiga de Pe…
“Empecé diciéndoles que me había pasado ‘toda la vida en teatro y en baile y que tenga que reconocerse mi talento por tener cáncer’… y se partían de risa. La productora se portó genial. Tenía a dos enfermeras solo para mí. Entendí que Penélope Cruz fuera tan seca porque rodar es insoportable, empezamos a las doce de la mañana y acabamos a las dos menos cuarto de la noche con la misma toma. A ella, le conté toda mi vida. La anécdota fue que cuando se acercó a preguntarme cómo estaba le contesté la verdad de ese momento: que tenía muchas ganas de ir al baño pero que delante de toda la gente me daba verguenza dejar la estancia oliendo mal…”.

-¡Qué! ja, ja, ja…
“Era la verdad. Ella se quedó mirándome seria y, de repente, soltó una gran carcajada. De ahí, ya no nos separamos. Se pasó el día conmigo, hablando… lloró con mi historia y me presentó a su marido…”.

-¿A Bardem? ¡Es mi gran mito erótico!
“Pues se me acercó y me dijo… ‘¿tu eres la que necesitaba ir al baño?’…”.

-Me parto. Yo abro los ojos y me veo a Javier Bardem diciendo tremenda frase y pienso que de verdad ya me morí de cáncer y estoy en el cielo. Es usted tremenda, Hilda.
“Es que era la verdad. Yo soy así”.

-¿Cuál es su papel en la película?
“Soy la compañera de habitación de Penélope Cruz y estoy terminal, justo en el momento en que ella empieza el tratamiento de quimio. Me dijeron de ponerme el pañuelo y me negué porque mi forma de ser en este tiempo ha sido no ocultar la enfermedad”.