Hoy es 23 de noviembre; y hoy, guste o no al Gobierno del PP, la voz de los canarios se va a escuchar. Hoy, 23 de noviembre, pese a quien le pese los canarios nos expresamos libremente para que se sepa dentro y fuera de España que Canarias se opone a unas prospecciones petrolÃferas que amenazan a nuestra biodiversidad y a nuestra economÃa, poniendo irresponsablemente en riesgo cientos de miles de puestos de trabajo que dependen directa o indirectamente del sector turÃstico.
Hoy es 23 de noviembre, y quienes han movido cielo y tierra para que no se nos escuche van a oÃr a toda una sociedad decir, alto y claro, que nos rebelamos frente al abuso que Gobierno de España y Repsol están protagonizando contra nuestras Islas. No nos van a callar, ni hoy ni nunca.
Son incontables las veces que invitamos a un diálogo leal entre gobiernos e instituciones, incontables las ocasiones en las que desde el estricto cumplimiento de la ley promovimos que la polÃtica con mayúsculas propiciara el diálogo que los grandes temas requieren.
Sin embargo, el Gobierno de España -el Partido Popular- ha dado y da la espalda a la voz de la inmensa mayorÃa de los canarios, no ha respondido ni responde al sinfÃn de invitaciones al diálogo y, de alguna manera, castiga con el silencio a quienes sà cumplimos la ley. A la vista está, el presidente del Gobierno de España mira hacia otro lado y huye de la polÃtica escudándose en una baterÃa de recursos judiciales.
Consciente o inconscientemente, olvida Rajoy que de los polÃticos se espera que hagan polÃtica y de los tribunales que impartan justicia. Los polÃticos no pueden derivar una y otra vez su responsabilidad en los tribunales, no cuando lo que está sobre la mesa son decisiones claramente polÃticas. Si los polÃticos renuncian a su propio espacio, si huyen de su ámbito de decisión, ¿dónde queda la polÃtica, señor Rajoy?
Este modo de proceder, que el Gobierno del PP y su presidente Rajoy han llevado al paroxismo, supone el reconocimiento implÃcito de un fracaso: el de la polÃtica entendida como instrumento de concertación y diálogo para avanzar en la resolución de los problemas.
Tenemos sobrados ejemplos de ello en los últimos meses, especialmente en asuntos relacionados con la territorialidad del Estado, pero también en materias fundamentales para el futuro de comunidades autónomas como la nuestra.
En esa dirección, las decisiones adoptadas por el PP para entorpecer el ejercicio a la libertad de expresión en Canarias con la presentación de un recurso ante el Tribunal Constitucional contra los decretos que regulan la consulta ciudadana sobre las prospecciones petrolÃferas son el ejemplo perfecto del fracaso de la polÃtica que hoy por hoy encarna el presidente del Gobierno de España.
El Gobierno del Estado no puede esconderse detrás de los tribunales para eludir su responsabilidad o para justificar la ausencia de diálogo y negociación en un procedimiento de tanta importancia para los canarios de hoy y para los canarios del dÃa de mañana.
En el caso concreto de las autorizaciones otorgadas a Repsol, el Gobierno de Mariano Rajoy no ha respondido a uno solo de los escritos que se le han enviado desde la Presidencia del Gobierno de Canarias; y a las ofertas de negociación y de diálogo, o a las comunicaciones formales que daban cuenta de importantes acuerdos adoptados por el Parlamento de Canarias han respondido con un silencio irresponsable. Una actitud que revela su desprecio no solo a las más elementales normas de cortesÃa institucional sino al mismo ejercicio de la polÃtica.
El caso de las prospecciones petrolÃferas es, fue siempre, un asunto polÃtico, un tema que debÃa encauzarse desde la polÃtica con un diálogo abierto y sincero entre las partes. El Gobierno del PP no ha dejado un mÃnimo espacio para la polÃtica en estos últimos años y ha intentado dar un barniz jurÃdico a un problema netamente polÃtico. Ese no es el camino. No es lo que la ciudadanÃa espera hoy en dÃa de sus representantes.
Por eso hoy, 23 de noviembre, nos van a oÃr.
*Presidente del Gobierno de Canarias