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Instalar escaleras mecánicas en La Alegría costaría dos millones

   
El barrio de La Alegría se caracteriza por la autoconstrucción y la ubicación en ladera. | F. PALLERO

El barrio de La Alegría se caracteriza por la autoconstrucción y la ubicación en ladera. | F. PALLERO

N. T. | Santa Cruz de Tenerife

El Plan Especial del barrio La Alegría fue presentado ayer a sus vecinos en una reunión en la que, entre otras propuestas, pudieron conocer que la mejora de la accesibilidad sería posible gracias a la instalación de escaleras mecánicas, una intervención que tendría un coste de dos millones de euros -que pondría el Ayuntamiento de Santa Cruz-, pero cuyo mantenimiento sería asumido por los vecinos, a razón de 9 euros al mes. Raúl Miranda, presidente de la Asociación de Mayores de La Alegría, asistente a la reunión junto a medio centenar más de vecinos, valoró esta solución que, como explica, fue acogida por los asistentes entre incredulidad y sorpresa. “Lo de las escaleras está muy bien pero hacernos cargo del mantenimiento es algo que hay que pensar muy bien”, señaló Miranda. Este representante vecinal valoró el Plan Especial aunque señaló que, “sobre el papel está todo muy bien, pero si no hay dinero no nos sirve de mucho”. El documento presentado ayer aborda la restructuración del barrio desde cuatro vertientes: la accesibilidad, la rehabilitación de edificaciones, el derribo de las que estén en mal estado y la protección del barrio frente al riesgo de avenidas. El primer teniente de alcalde y concejal de Urbanismo, José Ángel Martín, el de Obras y Servicios Públicos, Dámaso Arteaga, y el responsable del Distrito de Anaga, Fernando Ballesteros, hicieron llegar a los asistentes las distintas propuestas.

El plan establece además los espacios dotacionales con los que contará el barrio y que, como explicó el edil de Urbanismo, “podrían generarse en los espacios que quedarían al derribar las edificaciones sobrantes”.

Esta última propuesta, según explicó Miranda, se concreta en ofrecer a los propietarios de aquellas casas que estén habitadas y necesiten ser derribadas irse a vivir en otro lado hasta que se reconstruyera su nuevo hogar. “Si esa medida se hace sobre la marcha no hay problema, pero si se desaloja una casa y se deja vacía podría pasar lo que ya ocurre con algunos de los edificios del barrio que están vacíos y en los que se ha metido gente a vivir”.

En cuanto a los riesgos de avenidas, la propuesta pasa por ampliar los canales de las laderas por las que baja el agua y por hacer canalizaciones para las pluviales que eviten daños como los que sufrió el barrio tras las lluvias del pasado 19 de octubre.

La reunión también sirvió para que los vecinos expresaran algunas de las necesidades que tienen en la actualidad y que no pueden esperar por un plan especial. La más perentoria tiene que ver con el tanatorio del barrio, cerrado desde hace años por problemas de humedades y que reclaman los vecinos se abra para evitar desplazamientos fuera de la zona. Dámaso Arteaga se comprometió a estudiar la petición.