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La mentira que se ve

   
Juan Ángel Anta en el campus de Guajara el pasado jueves. / SERGIO NEGRÍN

Juan Ángel Anta en el campus de Guajara el pasado jueves. / SERGIO NEGRÍN

TINERFE FUMERO | Santa Cruz de Tenerife

Una reciente sentencia del Tribunal Constitucional y otra de la Sala Primera del Tribunal Supremo ya han recurrido al análisis facial y corporal para detectar posibles falsedades en un paso más para incluir esta técnica como una herramienta más en los tribunales. Gracias a la celebración del I Congreso de Psicología Criminal durante la semana pasada, el especialista Juan Ángel Anta, criminólogo y experto en la detección del engaño, nos explica en qué consiste dicha técnica. “Se trata de analizar la comunicación verbal y la no verbal. La verbal es lo que se dice mientras que la no verbal o paraverbal es cómo se dice (la velocidad, el tono…). A ello hay que sumarle la expresión corporal, en la que se incluye tanto la facial como los gestos del cuerpos: se estudian los reflejos de las emociones y si son congruentes o no con lo que se dice, pero también si se mueven mucho las manos, las manipulaciones (rascarse, jugar con un bolígrafo…)”. Así lo explica Anta, que advierte pronto que no se trata de un mago y un adivino: “Yo me tengo que fiar que usted es el periodista del DIARIO DE AVISOS, no puedo saberlo si no lo conozco de antes: hay que saber cómo suele comportarse para comprobar si hay un comportamiento significativamente diferente que implique que se quiera ocultar algo”.

Cuestionado sobre los peritajes que se realizan a los menores de edad para saber si dicen la verdad sobre los abusos que denuncian (y que más de una ocasión son decisivos en los juzgados), Anta explica que se trata de unas pruebas llamadas Análisis de Contenido Basado en Criterios (CBCA son sus siglas en inglés, por Criterial Based Content Analysis) que datan de poco después de la Segunda Guerra Mundial. “Son informes de credibilidad del testimonio y sus porcentajes de acierto son aproximadamente del 60%, aunque de 20 criterios estimados en el mejor de los casos se atinan sólo ocho”, detalla este experto.

Por contra, los estudios que maneja Anta sobre estos métodos de análisis verbo-corporal (incluido uno recientemente realizado con estudiantes de 1º,2º,3º,4º y 5º de Derecho de la Universidad del País Vasco en el Campus de Leioa (Vizcaya) “nos han permitido seleccionar diez criterios de mayor fiabilidad en los que se mezclan tanto verbales como paraverbales y corporales con un resultado del 90% de acierto”, destaca Anta, asiduo visitante del Colegio de Psicólogos de Tenerife, organizador de este congreso, celebrado en la Universidad de La Laguna.

¿Se aplicará este método en los tribunales españoles? “Eso esperamos; abogados y jueces nos piden pautas para proceder en los juicios porque a ellos es fundamental detectar el engaño”.

Conclusiones
De forma esquemática, en los discursos veraces:
- Se detectan facialmente un mayor número de emociones.
- Se detecta temor y este es congruente.
- No incurre en deslices corporales.
- Utilizan emblemas e Ilustraciones en su comunicación.
- El sujeto racionaliza los sentimientos propios y ajenos de los participantes en el suceso.
- El interlocutor realiza un adecuado engranaje contextual.
- Hay presencia de reproducciones de conversaciones.
- Se dan complicaciones inesperadas.
- Hay un mayor numero de descripción de interacciones.
- Realiza correcciones espontáneas.
- La duración del relato tiende a ser más larga, con pocas o ninguna pausa y su forma de relatarlo es fluida.
- El tono de voz tiende a ser con altibajos.
- Su tiempo relativo es mayor del 50% de la conversación

Mientras que es más probable que un discurso sea falso si:
- Se detecta un menor número de emociones.
- Se detecta facialmente la emoción del temor y este es incongruente.
- Hay presencia de deslices corporales.
- Ausencia de emblemas.
- Uso de de pocas Ilustraciones o ausencia de las mismas.
- Se realizan circunloquios.
- Hay deslices verbales.
- Se realizan peroratas.
- Se utilizan un mayor número de pausas.
- Su duración es mas corta, con una forma entrecortada o dubitativa de contar el relato.
- El tono de voz es bajo, en su mayoría.