X
sociedad >

El miedo al contagio siembra de incidentes hospitales y juzgados

   

TINERFE FUMERO | Santa Cruz de Tenerife

El miedo es libre y forma parte de la condición humana. Si a ello le suman que, en materia de enfermedades contagiosas, nunca hay una seguridad al ciento por ciento, ya tenemos el explosivo cóctel que está regando de incidentes originados por la alerta internacional por el brote del virus ébola originado en el occidente de África central. La inmensa mayoría acaecen en centros sanitarios, juzgados y nudos de comunicación como puertos y aeropuertos. Repasemos algunos.

Algunos de estos incidentes son conocidos, y muestran como de este tipo de sucesos no se libran ni los mejores formados. Así, en agosto pasado (nada más producirse la alerta internacional), tuvo lugar una falsa activación del protocolo existente que tuvo lugar en Gran Canaria a cuenta de un paciente que procedía de Kenia, país que no ha registrado ni un sólo caso de contagio por el temible virus.

Por otra parte, fue en septiembre pasado cuando arribó una patera a Los Abrigos que encendió todas las alarmas, y más al presentar un cuadro febril una de las dos mujeres llegadas a bordo. Dos factores deben darse para estar ante un posible contagio: el sanitario (síntomas de fiebre, dolores de garganta…) y el epidemiológico (si ha estado en uno de los países de riesgo, el tiempo transcurrido…). Aunque en este caso sólo se daba el factor sanitario (se considera imposible que llegue una persona enferma en patera dada la distancia entre los países de las que zarpan a los de riesgo), los guardias civiles requirieron consejo de Cruz Roja en el mismo muelle por temor al contagio, mientras que los funcionarios del juzgado de Granadilla pidieron guantes a una funcionaria cercana para atender a los irregulares. Por supuesto, la mujer sólo tenía fiebre, pero alguien ordenó una limpieza a fondo de los juzgados al lunes siguiente (la patera llegó el sábado) y durante semanas nadie quiso retirar del muelle la embarcación en cuestión.
Pero hay más. Tanto, que, dado el nivel de consultas elevadas a salud Pública, se ha creado un servicio en el 1-1-2 para que filtre este tipo de llamadas, alguna como la del juez que atendía a un detenido natural de Sierra Leona… que llevaba cinco años sin salir de Gran Canaria. Justo es reconocer que este caso se produjo en los primeros días de alerta, pero esta misma semana se cuestionó en Fuerteventura a un alto cargo de la Consejería de Sanidad si no era un riesgo celebrar el Womad dado que participan artistas africanos….

Otros incidentes: la semana pasada se tuvo conocimiento de que una niña había sido contagiada en Mali, hasta entonces país libre del virus. Pues bien, ese mismo día se realizó una consulta desde el Hospital Universitario de Canarias a cuenta de un paciente natural de dicho país. Está claro que las noticias se propagan rápido, mucho más rápido que este virus, que por cierto no es de fácil contagio dado que requiere intercambio de fluidos.

El más llamativo

Dejamos para el final el caso más llamativo: una británica llegó al Tenerife Sur en aerotaxi desde Cabo Verde gravemente enferma el pasado 2 de octubre.

Venía con un diagnóstico de septicemia, pero la coincidencia de síntomas ya sembró de dudas a los sanitarios que la atendieron en un hospital del Sur.

Como lamentablemente la paciente falleció a las pocas horas, se alertó a un forense que compartió sospechas, alimentadas al parecer por la familia de la mujer que, en comunicación telefónica desde el Reino Unido, aseguró que en su periplo había pasado por Sierra Leona.

Sin embargo, este dato crucial no consta para Salud Pública, pero sí que voló del Reino Unido a Cabo Verde el 22 de septiembre, lo que hace prácticamente imposible ese desplazamiento a Sierra Leona ya que llevaba varios días enferma en Cabo Verde antes de volar en la madrugada del día 2.

Sea como fuere, ál cadáver no se le hizo la autopsia y fue incinerado, pero pasado un mes nadie de los que la trataron ha resultado contagiado a pesar de que hasta en dos ocasiones se le realizaron maniobras de recuperación, una en la ambulancia que la trasladó y otra en el propio hospital.

Ser de raza negra o sanitario, ‘riesgos’ añadidos

Que el brote del ébola actual haya surgido en el corazón de África no ayuda precisamente a frenar el temor a un posible contagio, dado que la distancia geográfica desde Canarias a dichos países no es mucha, pero la cultural es estratosféricas y nada da más miedo que lo desconocido, ya sean personas ya virus.

Como quiera que dichos países están poblados abrumadoramente por personas de raza negra, tal circunstancia se convierte lamentablemente a veces en un estigma añadido que comparten los sanitarios que tratan a los enfermos.

A este respecto es menester desvelar que en septiembre pasado se difundió por redes sociales un supuesto comunicado que llevaba membrete de un partido judicial del Norte de la Isla que incluía una desafortunadísima frase acerca de la conveniencia de que el personal de dichos juzgados no se acercara a una persona de raza negra tirada en la calle. En todas partes cuecen habas. Basta con recordar los gravísimos problemas sufridos por la enfermera contagiada en Madrid y su familia (al hermano lo despidieron, etc.) y por el personal que la atendió en Alcorcón.

Peor aún: una persona falleció en el aeropuerto de Barajas (Madrid) al reventarle una bolsa de cocaína dentro de su organismo. En su agonía, sólo unos policías nacionales tuvieron el coraje de auxiliarle. Esta infortunada víctima del narcotráfico era negra.