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después del paréntesis >

Warhol – Por Domingo-Luis Hernández

   

En Alemania se ha abierto una polémica respetable a propósito de la venta de los Triple Elvis y de los Cuatro Marlons del pintor norteamericano del Pop Andy Warhol. Cuando leí la noticia en internet, la autora de la información y del artículo que la contenía tituló: “El arte rescata a la banca”. Y ese es el asunto, la propiedad y el uso de la propiedad según y qué.

Pongamos, pues, la banca, la banca y su capital. Y supongamos que por eso de los desmanes del ladrillo, por ejemplo, el banco tal no puede pagar los préstamos que pidió. ¿Qué hacer, cómo actuar? Estado. En un país que se precie, el sistema financiero no se puede debilitar; si desfalleciera, el país dicho perdería hasta el nombre y tal cosa no se puede tolerar. De manera que el gobierno del PP, por el Estado, interviene, incluso para descubrir que, convencidos liberales que son sus economistas, nacionalizan la banca. Bien es verdad que no nacionalizan a la que puede darle beneficios al Estado, esa la venden; nacionalizan a la que está hecha una ruina, a punto de desaparecer. Y de ello se sustrae lo que se sustrae: jerarquías en valor. Quiero decir que no es lo mismo nacionalizar las viviendas de los que, por las razones que todos conocemos, no las pueden pagar, que nacionalizar a Bankia, que tampoco pudo pagar. Cuestión de principios, por tanto, con sus protocolos.

El asunto es que (para centrarme, y discúlpeme el lector) los cuadros de Warhol a los que me referí eran propiedad de una cadena de casinos asociada a un banco de Renania del Norte-Westfalia, el NRB Bank, con problemas financieros considerables. Las piezas referidas fueron descolgadas de las paredes y vendidas en subasta por Christie’s a fin de reunir una cantidad digna de euros (121 millones) para paliar el desastre.

Lo que plantean los alemanes es que no se pueden sustraer del dominio público los bienes culturales. Lo que respondió el banco en cuestión fue que los Warhols eran suyos y no de quienes los ven. Excepcional, meritorio.

Sea, por tanto, el modelo: propiedad según y qué. Pongamos, en ello, al Estado español, que intervino, cual ya apunté; situémoslo ante una funesta alternativa: Las Meninas o… Lo que explicaría el PP en ese caso es algo parecido a lo que explicó el NRB en el suyo: los bienes del Estado son del Estado y, como gobierno legitimado que es, tiene todo el derecho del mundo a mostrarlos o no (cual la obra de Óscar Domínguez en TEA), por demás también a venderlos si hubiere necesidad o menester. Y los ciudadanos nada que decir, como en el caso de Bankia, los desahucios, la corrupción institucional, la defensa de intereses particulares o la desprotección de la sanidad, la educación, la cultura…

Quiero decir: el ajuste del modelo visto por España hace que los alemanes deban mirarse en él, así no hubieran tenido que vender a Warhol y se ahorrarían algunos sinsabores. Pero, para que no se nos interprete mal, somos ecuánimes, ni comparación; sabemos muy bien qué lugar ocupamos y lo respetamos. Ni que decir hay que deseamos, como buenos aliados, que las cosas no se compliquen más de lo que se deben complicar, aunque tengan que seguir vendiendo arte para rescatar a los bancos. Si así ocurriere, de todas formas, y dado que son ellos el centro de Europa, nosotros les traspasaríamos el Guernica para compensar.

Que no se diga, faltaría más.